Un niño estadounidense de apenas 3 años de edad, contrajo una grave enfermedad por la picadura de una garrapata, la misma que, un primer momento, su médico minimizó asegurando que era un virus inofensivo. Sin embargo, su madre decidió llevarlo a la sala de emergencias y descubrió que era algo mortal.
La pesadilla de Jamie Simoson, madre del pequeño, comenzó cuando notó en la espalda de su hijo una pequeña mancha tras salir de la piscina de un vecino el 15 de junio: era una garrapata.
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“No estaba incrustado. No estaba hinchado. Lo saqué fácilmente con un par de pinzas y todavía estaba vivo”, dijo Simoson. “No necesariamente tenía ninguna marca en su hombro trasero hasta unos días después; solo había una pequeña protuberancia roja. Eso fue todo.”
Unas dos semanas después, desde la guardería llamaron diciendo que el menor no se sentía bien.
“Estaba deprimido, no tenía apetito y el hecho de que se quejara de un dolor de cabeza no era normal para un niño de 3 años”, dijo Simoson. Sus síntomas empeoraron durante los siguientes dos días. Después de una visita al pediatra, Johnny fue enviado a casa con algunos medicamentos de apoyo. Amaneció esa noche con fiebre.
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Nuevamente, la madre llevó a su hijo al pediatra, pero este le volvió a decir que espere. Ella no le hizo caso y lo llevó a la sala de emergencias cuando su fiebre subió a más de 39°.
Su recuento de glóbulos blancos aumentó a 30.000 y estaba muy somnoliento. Tras una punción lumbar, los médicos descubrieron que tenía un aumento de neutrófilos, un tipo de glóbulo blanco que actúa como primera respuesta del sistema inmunitario, en el líquido del cordón umbilical.
En un primer momento, había sido diagnosticado con meningitis bacteriana y viral, pero después de unos días, los médicos lo descartaron. Fue ahí que trasladaron al niño a otro centro de salud de mayor complejidad y allí pasó cuatro días en cuidados intensivos.
“Las cosas se pusieron realmente aterradoras en ese momento, no hablaba. Fue muy frustrante buscar una respuesta. Estábamos aterrorizados de no poder volver a casa con nuestro hijo. Fue un horror”, dijo Simoson.
El pequeño estuvo dos semanas internado en distintos hospitales tras ser picado por una garrapata. Foto: Clarín
Sin embargo, después de una resonancia magnética, los neurólogos pudieron diagnosticarle meningoencefalitis, una infección tanto del cerebro como del tejido delgado que lo rodea. Tras una noche de inmunoglobulina intravenosa, un tratamiento para pacientes con deficiencias de anticuerpos, había resultados positivos.
“Dentro de las 15 horas de su primera dosis me dijo ‘mami, ¿eso es pizza de pepperoni?’”, recordó la mujer. En realidad, era simplemente una caja de pañuelos, pero significaba que el pequeño, tenía hambre. Una gran señal. “Así que empezamos a hacerle preguntas para tratar de medir su capacidad cognitiva en este punto”, dijo Simoson.
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Después de cinco días sin hablar, su hijo comenzó a interactuar con las personas. “Fue increíble. Esa fue la primera vez desde que comenzó toda la situación que mi esposo y yo nos derrumbamos por completo”, dijo la mujer.
Sus padres tuvieron que enseñarle a comer y beber de nuevo, así como a sentarse y hablar con claridad. “Sabíamos que volver a casa iba a ser difícil”, contó Simoson. Luego de 12 días, el niño recibió el alta médica.
Tras salir de alta, Jonny se encuentra en su casa donde ha comenzado una larga rehabilitación. Foto: Clarín
Tres días después, los médicos se comunicaron con la familia para informarle que Johnny había dado positivo para el virus Powassan, una enfermedad rara y peligrosa transmitida por garrapatas. Finalmente, el misterio quedó resuelto.
Desde su página de Facebook, Simoson ha venido alertando a otras personas a prevenir las picaduras de garrapatas y defender a sus hijos. “No sientas que estás cuestionando a alguien. Ese es tu trabajo. Y queremos alertar a todos sobre lo que puede pasar en caso de no actuar rápido”, finalizó.