Cuando estalló la Guerra en Ucrania, los países aliados al presidente Volodímir Zelenski empezaron un bloqueo económico hacia Rusia. Se tenía previsto que la nación de Vladímir Putin desistiera del conflicto armado; sin embargo, el mandatario ruso ya ha tomado una quinta parte de Ucrania y sigue avanzando.
Las consecuencias de este avance no solo son territoriales, sino también económicas. Esta guerra ha afectado a Europa occidental por una cadena de sucesos: aumento del precio del combustible, del transporte y de la cesta de la compra; y, por ende, un impacto en la inflación y en la desestabilización económica.
Este viernes 8 de julio, en un discurso televisado, el presidente ruso advirtió que “el uso adicional de sanciones (económicas) podría tener consecuencias aún más graves, incluso, sin exagerar, consecuencias catastróficas en el mercado energético mundial”, según recoge Financial Times.
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Lo mencionado por Putin no es muy descabellado, ya se puede observar cómo el valor del euro no solo se ha debilitado respecto al rublo, sino también ha caído a casi el mismo precio del dólar, lo que significa que los países de la eurozona están pagando más por cada barril de petróleo, una materia prima que se compra en dólares.
La subida del combustible en el Viejo Continente está causando serios movimientos de protesta en partes de Europa: en Países Bajos, los agricultores y pescadores bloquearon varios puestos para protestar por los elevados precios de los carburantes.
En Gran Bretaña, la inflación anual ha subido al 9,1% y los trabajadores públicos vienen pidiendo aumento de salarios desde junio. En Noruega, sucede algo parecido, los empleados de la industria del petróleo han pedido que se les aumente más que el 4,5% de sus remuneraciones, ya que la inflación interanual también ha subido a un 5,7%.
Asimismo, en España, entre enero y marzo ha habido 179 huelgas. Aunque desde el 2021 los costes del combustible ya venían subiendo, la invasión a Ucrania ha incrementado este mal escenario, por lo que la bolsa española ha perdido el soporte de los 8.000 puntos la primera semana de julio y se ha dejado este año todo lo ganado en 2021.
Aunque se cree que este suceso ha unido mucho más a la Unión Europea y ha sumado aliados a la OTAN, como Finlandia y Suecia, lo cierto es que algunos partidos políticos europeos que simpatizan con Putin están teniendo más influencia política.
En España, Vox mantiene la intención de voto según las encuestas. En Francia, la ultranacionalista Marine Le Pen obtuvo más del 40% de los votos en las presidenciales de abril. Viktor Orbán fue reelegido este año presidente de Hungría con mayoría absoluta. Hasta Giorgia Meloni, lideresa del partido ultraconservador italiano Hermanos de Italia, se perfila como una de las ganadoras en las elecciones de 2023.
De esta forma, Putin ha logrado que los partidos de extrema izquierda y de extrema derecha en Europa no lo critiquen o apoyen de manera indirecta.
Jorge Dezcallar, exdirector del Centro Nacional de Inteligencia de España y exespía del KGB, dijo que desde las sanciones hasta la revitalización de la OTAN ya habían sido previstas por Putin, en un artículo reproducido por el medio marroquí Atalayar.
“Vivió la caída del Muro y la posterior desaparición de la Unión Soviética en Berlín como agente de la KGB, lo que lo dejó traumatizado, y está decidido a recuperar para Rusia la influencia global que alguna vez tuvo la URSS. Como buen nacionalista, lo primero que necesita es más territorio que le dará profundidad estratégica y seguridad, precisamente lo que le ofrece Ucrania”, dijo.
“Putin calcula que su aislamiento tendrá fecha de caducidad, y se limitará a apretar los dientes y apretarse el cinturón y esperar a que se asiente el polvo, como sucedió después de (la invasión de) Crimea”, finaliza Dezcallar.