La excanciller colombiana María Ángela Holguín presentó en Lima su libro La Venezuela que viví (Planeta 2021). Allí relata las duras relaciones entre ambos países que necesitan más de lo que creen, pero cuyo diálogo es inexistente. Además, comenta sobre el panorama político que se acomoda en Colombia para las próximas presidenciales.
¿Por qué contar la historia de un proceso de paz que todos los colombianos deberían saber?
La experiencia de tener la oportunidad de estar sentada en La Habana, en la mesa de negociaciones y de diálogo yo creo que era importante transmitirla (...) Hay mucho vacío sobre lo que fue realmente este proceso, muchas mentiras que ha dicho la oposición al respecto y quise poner ese grano de arena de lo que yo viví y de lo que me tocó como parte del gobierno del presidente Santos.
En su libro habla de dos defectos en la política de Colombia, la mezquindad y la envidia. ¿Cree que esa ha sido la forma del gobierno de Duque?
En el caso de Colombia, el proceso de paz fue un grandísimo esfuerzo y yo creo que hubiera sido muy positivo para el país el que el gobierno de Duque hubiera reconocido esas bondades del proceso y haber empujado toda la implementación de la paz. Se hizo muy a medias y sin ningún convencimiento. Esperemos que en estas elecciones que vamos a tener, los colombianos logremos votar por alguien convencido de la paz.
Quiénes son los candidatos que a su parecer defienden el proceso de paz.
Yo creo que los candidatos del centro son propaz. Sería bueno que haya un convencimiento de todos sobre el proceso de paz.
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¿Cree que Gustavo Petro sostendrá ese trabajo a favor del proceso de paz?
Yo creo que con Petro vamos a volver nuevamente a esa polarización entre la izquierda y la derecha que ha tenido al país muy dividido. Por eso veo importante que del centro surja un candidato que pueda ser el presidente que una a los colombianos y no los siga desuniendo.
Sin embargo, Petro es el candidato que lidera en las encuestas a nivel nacional. ¿Es muy temprano para darlo por vencedor?
Yo creo que estamos en la recta final. En menos de un mes tendremos las consultas de quién será el candidato de la izquierda, que seguramente será Petro, quién del centro y quién de la derecha. De ahí para la primera vuelta de mayo vamos a tener un panorama de la segunda. Si el centro logra llegar a segunda vuelta, la posibilidad de que gane a Petro es muy grande. Los extremos nos cansaron.
¿Qué tan difícil es para Colombia sobrellevar las relaciones con Venezuela?
Es muy difícil. Cuando Maduro gana en 2018 las elecciones, nosotros no reconocimos esa elección y a partir de ahí Colombia no tuvo más relación con el gobierno de Maduro (...) Ahí es cuando Venezuela comienza a complicarse aún más por las represiones y violaciones a los derechos humanos.
¿Era el Maduro que usted conocía como canciller el mismo que ahora está como presidente?
No. El Maduro que me tocó de canciller era completamente distinto, que seguro era dictado por Chávez quien manejaba la política exterior y todo, en realidad.
Chávez controlaba todo. Pero ahora parece que el poder en Venezuela está repartido.
Maduro lo repartió para poder sostenerse. Hay como muchos poderes dentro de su partido político.
¿Cree que es ese poder repartido y desordenado lo que acrecentó la crisis en Venezuela?
La crisis en Venezuela fue deteriorada por la situación económica y por eso pasa el fenómeno de la migración que ustedes también sufren acá. (...) Lo mejor que le hubiera podido pasar a Colombia es que hubiera un entendimiento en Venezuela, así se evita muchas de las cosas que pasan y nunca se dio, nunca tuvieron la actitud de establecer un diálogo que pueda resolver la crisis.
En el marco de esa solución a la crisis, ¿cree que el grupo de Lima es un acierto?
El Grupo de Lima surge como una necesidad de diálogo entre los países de América Latina para resolver el problema de la migración. De ahí Colombia lo utilizó para presionar por la salida de Maduro del poder.
¿Por qué América Latina no contribuye a ese diálogo?
Se necesita diálogo, pues los gobiernos no salen así porque sí, porque otros países lo exijan. Sin embargo, ahora para muchas naciones Venezuela ya no está en el centro de sus asuntos, cada uno tiene problemas importantes que enfrentar.