Argentina inició el 2022 luchando contra incendios, sequías y olas de calor, los efectos más perceptibles de la crisis climática que ya está instaurada en el planeta. Una situación que lleva a los ecologistas a exigir políticas de adaptación, mitigación y a criticar la falta de leyes claras para proteger el ecosistema.
La acumulación de gases de efecto invernadero provocados por medios de transporte, industrias, producción de alimentos y deforestación fueron los principales responsables del cambio climático, según Greenpeace.
La destrucción indiscriminada de flora evitó la liberación de humedad a la atmósfera necesaria para formar nubes de lluvia, secó el suelo y generó un ambiente fértil para transformar cualquier chispa en incendios incontrolables.
El gobernador de Corrientes (noreste), Gustavo Valdés, declaró a la provincia argentina como “zona de catástrofe ecológica y ambiental” a causa de los incendios que afectaron a más de 785.000 hectáreas, casi un 9% de su territorio, y estimó este sábado 19 de febrero que las pérdidas van a superar los 40.000 millones de pesos (374 millones de dólares).
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Amplios campos quemados en Corrientes. Foto: Agencia Francesa.
“La situación es desesperante”, dijo Valdés a Radio Mitre. Pese a los recursos desplegados, indicó que espera que la lluvia ayude a frenar el avance del fuego: “Lo único que puede llegar a equilibrar esto es un cambio climático. Tiene que ser la misma naturaleza, nosotros no lo podemos contener”.
Sin embargo, el ministro de Ambiente argentino, Juan Cabandié, señaló en un comunicado que las lluvias que se esperan para el lunes próximo “es un frente de tormentas que se prolongará por unos días y no se puede asegurar que estas condiciones extingan el fuego por completo”.
Corrientes sufre desde mediados de enero un progresivo aumento de las áreas quemadas que ha arrasado con bosques nativos, bosques cultivados y enclaves productivos, lo que ha matado animales —en una provincia que estaba incorporando especies extintas—y generado la desesperación e impotencia a los productores, así como el miedo en la población.
Monos (Alouatta caraya), yacarés (caiman latirostris y caiman yacare), carpinchos (Hydrochoerus hydrochaeris), zorros (Cerdocyon thous), lobitos de río (Lontra longicaudis), osos hormigueros (Myrmecophaga tridactyla), corzuelas (Mazama goauzoubira) y distintas especies de anfibios fueron algunos de los animales que han perdido la vida a causa de intoxicación por humo, quemados en medio del bosque o de los pastizales, y atropellados en las rutas al intentar huir del fuego.
Otros han sido atacados por perros al acercarse a zonas habitadas, donde se concentra la principal actividad de los bomberos que prioriza la preservación de las viviendas.
Los restos de un yacaré muerto carbonizado en Corrientes. Foto: Emilio White.
Expertos aseguraron que la magnitud real de las pérdidas en biodiversidad será calculada cuando los incendios sean controlados.
“La destrucción es total. Si bien en 2020 tuvimos incendios importantes, nunca habíamos visto algo así. Cuando todo esto pase, habrá que establecer alguna estrategia de recuperación de ambientes y decidir dónde es prioritario destinar recursos”, aseveró a Mongabay Latam Martín Kowalewski, director de la Estación Biológica Corrientes (EBCO), un centro de investigación que depende de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).
Un carpincho, roedor de gran tamaño que abunda en los pastizales de Corrientes, muerto quemado durante los incendios de la provincia argentina. Foto: Mongabay
En valores absolutos, las coberturas vegetales más afectadas fueron las de ambientes de humedales con más de 460.000 hectáreas acumuladas, según el INTA, entre los que se encuentran los esteros y otros bañados donde se duplicó el área afectada a más de 245.110 hectáreas.
En los bosques cultivados, el área quemada aumentó casi dos veces y media, a 31.265 hectáreas, y en los bosques nativos pasó a 28.733 hectáreas, según el INTA.
De acuerdo al último informe de evolución de los incendios elaborado por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la superficie quemada en Corrientes —provincia que limita con Paraguay, Brasil y Uruguay— alcanzó 785.238 hectáreas al 16 de febrero último, lo que representa un 8,8 % de la provincia.
Un grupo de yacarés se refresca en un pozo de agua, con el fondo del humo provocado por los incendios. Foto: Mongabay
El ritmo de incremento de la superficie afectada por quemada pasó en nueve días de una tendencia de 20.000 hectáreas diarias a cerca de 30.000, según el informe del INTA al 16 de febrero.
“Lo más golpeado son los Esteros del Iberá. Es gigantesco lo que está pasando”, dijo Valdés.
El reporte diario del Servicio Nacional de Manejo del Fuego precisó que este sábado permanecían activos 10 incendios y uno contenido en Corrientes, donde trabajan 114 brigadistas con el despliegue de cinco aviones hidrantes, un avión observador, tres helicópteros y tres autobombas.
Al norte de Corrientes, en la provincia de Misiones, se reportan seis incendios activos y dos contenidos —donde trabajan 34 brigadistas con el despliegue de dos aviones hidrantes y un helicóptero— y más al norte, en la provincia de Formosa, se registra otro incendio activo.
Con información de EFE.