Íngrid Felicitas Olderöck Bernhard fue una agente de la Dirección Nacional de Inteligencia Nacional (DINA), el servicio de seguridad creado por el dictador chileno Augusto Pinochet en 1973. La mujer se especializó en utilizar perros entrenados para cometer vejámenes contra detenidos.
Olderöck, conocida como ‘la mujer de los perros’, obtuvo un papel destacado dentro de la DINA y entre sus funciones estaba la formación de decenas de jóvenes a las que entrenó para enfrentarse a los enemigos políticos, informa la BBC.
Testimonios desgarradores de víctimas la acusan de haber adiestrado a perros para abusar de prisioneros y prisioneras políticas en los centros de detención donde muchos desaparecieron.
Precisamente, uno de los recintos más brutales fue la Venda Sexy, una casa de dos pisos en un sector de clase media de la comuna de Macul, en Santiago, donde solía operar Íngrid Olderöck.
Los agentes le pusieron ese nombre al centro clandestino porque el método favorito de tortura eran las vejaciones sexuales, según indica el primer Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, más conocido como informe Valech.
PUEDES VER: Chile inicia vacunación masiva de cuarta dosis contra la COVID-19 en plena ola de contagios
Beatriz Bataszew, una sobreviviente de la Venda Sexy, denunció la utilización de perros como método de tortura, además de colgamientos, ahogamientos, simulacros de fusilamiento, embarazos forzados, abortos forzados o descargas eléctricas en los genitales.
Por su parte, Olderöck negó todas las acusaciones en su contra y nunca fue sometida a un proceso judicial.
Olderöck negó todas las acusaciones y nunca fue sometida a un proceso judicial. Foto: La Nación
La historia de Íngrid Olderöck ha vuelto a la palestra luego de que se convirtiera en la protagonista del cortometraje animado Bestia, del director chileno Hugo Covarrubias, que esta semana fue nominado al Oscar.
Si bien su director sostiene que no es un filme biográfico, el cortometraje está inspirado en la vida de la exagente de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). Olderöck es recordada por el uso de canes entrenados para participar en las sesiones de tortura que dirigió.
Nancy Guzmán fue una de las pocas periodistas que tuvo la oportunidad de conversar con la exagente. Luego publicó el libro Íngrid Olderöck, la mujer de los perros, en el que narró cómo era “la mujer más poderosa y brutal de la DINA”.
“Vivía completamente sola”, dice Guzmán a BBC. “No tuvo hijos, no tuvo marido”, añade.
“Ella fue la que adiestró un perro llamado Volodia, que durante las sesiones de tortura se dedicó a violar a mujeres y hombres”, afirma Guzmán.
“Hay exdetenidas que sufrieron esa tortura o que vieron lo que les pasó a otros. Todas recuerdan que una de las jóvenes, Marta Neira, llegó llorando desesperada y destruida porque fue víctima de la violación del perro. Días después, Marta desapareció”, reseña.
El padre de Íngrid Olderöck emigró desde Alemania en 1925, a los 29 años de edad. Ella y sus dos hermanas crecieron bajo un sistema familiar muy estricto. No se les permitía hablar español ni tener amigos chilenos.
“Yo soy nazi desde pequeña, desde que aprendí que el mejor período que vivió Alemania fue cuando estuvieron los nazis en el poder, cuando había trabajo y tranquilidad y no había ladrones sinvergüenzas”, cuenta Olderöck en el libro de Guzmán.
Cuando los Carabineros autorizaron el ingreso de mujeres a su Escuela de Oficiales en 1967, Olderöck se anotó en el primer concurso.
“Ella era como un comando en sí misma. Era especialista en tiro, en paracaidismo, en artes marciales, en equitación y en adiestramiento de perros”, sostiene Guzmán.
“Bestia” es el cortometraje animado inspirado en la vida de Olderöck y que fue nominado a un Oscar. Foto: Captura-cortometraje
En julio de 1981, un escuadrón del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), atentó contra su vida en el barrio santiaguino de Ñuñoa mediante un disparo en la cabeza al que sobreviviría.
Si bien no murió, aquel atentado significó no solo secuelas físicas que impedían sus labores represivas, sino que su identidad se hiciera conocida para la población. Debido a ese episodio, la mujer se alejó de los servicios de seguridad de la dictadura de Pinochet.
Olderöck falleció en la capital chilena en marzo de 2001 producto de una hemorragia gástrica, 20 años después de su retiro y en la más completa soledad.
Bestia competirá en la categoría mejor cortometraje animado de la nonagésima tercera edición de los premios Oscar, junto a cintas como la rusa Box Ballet, Robin Robin de Reino Unido y El limpiaparabrisas de España.