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Primer ministro de Australia pide perdón por abusos sexuales y acoso en el Parlamento

Dirigiéndose a los diputados, Scott Morrison se disculpó directamente ante Brittany Higgins, quien denunció haber sido violada por un compañero en una oficina ministerial en 2019.

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“Lo siento, señora Higgins, por las cosas terribles que pasaron aquí", dijo el primer ministro australiano, Scott Morrison. Foto: EFE

El primer ministro australiano, Scott Morrison, pidió perdón este martes 8 de febrero a las sobrevivientes de acoso, maltratos y agresiones sexuales en el Parlamento y reconoció que muchas denuncias fueron silenciadas por el miedo a las consecuencias electorales.

En un discurso en la institución, Morrison expresó sus disculpas en presencia de Brittany Higgings, la exasesora del Partido Liberal que denunció el año pasado haber sido violada en la sede del Parlamento, lo que provocó que otras mujeres se animaran también a presentar más acusaciones.

“Lo siento, señora Higgins, por las cosas terribles que pasaron aquí (...) Pero lo siento todavía por mucho más, por todas aquellas que antes de la señora Higgings soportaron lo mismo (...) ella tuvo el valor de hablar, y por eso estamos aquí. Lamentamos todas estas cosas y, al hacerlo, cada uno de nosotros asume la responsabilidad de un cambio”, dijo Morrison, del Partido Liberal.

Las disculpas de Morrison, junto con las del líder de la oposición, el laborista Anthony Albanese, y ambas cámaras del Parlamento, se dan en respuesta a las 28 recomendaciones emitidas en noviembre pasado por la comisionada de Discriminación Sexual, Kate Jenkins, que lideró una investigación sobre la cultura laboral en la sede del Legislativo.

“Durante muchas décadas, se perpetuó un ecosistema, una cultura, en la que era normal la intimidación, el abuso y el acoso, en algunos casos incluso la violencia”, lamentó.

Higgins, la voz de otras mujeres

La investigación independiente fue ordenada en marzo pasado por el Gobierno de Morrison a raíz de la denuncia de Higgins sobre la violación que sufrió en 2019 por parte de un antiguo compañero de trabajo en la oficina de la entonces titular de Industrias de la Defensa, Linda Reynolds, en el Parlamento de Camberra.

La denuncia de Higgins, quien además se quejó de cómo sus empleadores abordaron su caso, motivó a otras tres mujeres a revelar que fueron víctimas de asaltos o tocamientos indebidos por parte del mismo hombre, quien actualmente es procesado por los presuntos delitos.

Asimismo, provocaron fuertes críticas contra el Gobierno de Morrison por su gestión del caso. Además, se realizó una marcha masiva en la que participó Higgins para reclamar una mayor protección de las mujeres en el Parlamento, así como la remoción de la cartera de Defensa a Reynolds por haber llamado “vaca mentirosa” a la exasesora.

“Hemos tratado de silenciar las quejas válidas y justas de la gente porque reinaba el miedo a las consecuencias electorales. Lo siento. Lo sentimos”, admitió Morrison, al prometer “sacar a la luz” a los autores de estas agresiones en el Legislativo.

Higgins no es la única

Higgins, quien se convirtió en un ícono de las reivindicaciones de las mujeres, formó parte de un reducido grupo que atendió la sesión legislativa y se sentó en la galería del Parlamento de Camberra con restricciones por la COVID-19.

Además, estuvo presente en la galería parlamentaria otra exasesora gubernamental, Rachelle Miller, quien asegura haber sido víctima de maltrato verbal, y en una ocasión físico, por parte del exministro de Educación Alan Tudge.

Tudge, quien previamente mantuvo una relación extramarital con Miller, niega esta denuncia, aunque se ha apartado del cargo mientras se investigan estos hechos, en momentos cruciales para el Gobierno de Morrison de cara a los comicios de este año en los que busca la reelección.

Miller declaró a la cadena pública australiana ABC que se sintió “reivindicada por las disculpas presentadas” en el Parlamento porque “por fin, se reconocía” lo que había denunciado desde hace tiempo, que “esta cultura es inaceptable”.

La investigación de Jenkins reveló la existencia de una cultura laboral tóxica en el Parlamento dominada por los hombres, así como sistemáticos abusos de poder, explotación, acoso y agresiones, incluidas sexuales, principalmente contra las mujeres.

Según el informe presentado a finales de noviembre pasado, el 51% de los trabajadores del Parlamento experimentaron al menos un incidente de abuso o acoso sexual así como un intento de violación o asalto sexual consumado.

“No podemos deshacer lo que está hecho, pero si tenemos la voluntad, podremos romper este ciclo de una vez por todas”, dijo en su discurso el líder laborista, mientras que el Legislativo prometió “establecer los estándares que rijan a la nación” para subsanar una “historia inaceptable de abuso, acoso y asalto sexual en los lugares de trabajo del Parlamento de Australia”.

Con información de EFE y AFP.