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El matrimonio infantil, un tipo de violencia al que se presta poca atención en América Latina

La Cepal advirtió en un nuevo informe que, si no se toman acciones para solucionar esta problemática, la región tendrá la segunda tasa más elevada de estos casos.

Una de las principales consecuencias del matrimonio infantil es el embarazo a temprana edad y el abandono escolar. Foto: EFE
Una de las principales consecuencias del matrimonio infantil es el embarazo a temprana edad y el abandono escolar. Foto: EFE

El matrimonio infantil o las uniones tempranas y forzadas son un tipo de violencia al que se presta “poca atención” en América Latina y el Caribe, según alerta la directora de la División de Asuntos de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Ana Güezmes.

Señala que la falta de datos desagregados sobre violencia de género en los países de la región ha impedido que se conozca la realidad sobre la violencia sexual que sufren las niñas y adolescentes. “Existen desafíos relevantes respecto de comprender las circunstancias y tipos de violencias que afectan a las niñas y adolescentes. Por ejemplo, es importante señalar que es de la violencia sexual contra la niñez de la que se tiene menos información”, asegura la directora en entrevista con Efeminista.

Según la Cepal, una de cada cuatro niñas y adolescentes en Latinoamérica y el Caribe contrajo matrimonio por primera vez o mantuvo una unión temprana antes de cumplir los 18 años. Su prevalencia en la región no ha variado en los últimos 25 años y, sin acciones e inversiones la región tendrá, en 2030, el porcentaje más elevado de matrimonio infantil, sólo por detrás de África Subsahariana.

Sin embargo, estos números podrían ser mayores debido a la falta de datos a largo plazo, la normalización de esa violencia y la falta de actualización, e incluso la ausencia, en varios países, de la información sobre matrimonios infantiles, especialmente en el Caribe, asegura el organismo.

“Eliminar esta práctica nociva es una meta por cumplir en la región, y eliminarla también es central para lograr la igualdad de género y el desarrollo sostenible”, agrega Güezmes.