El 6 de enero de 2021 el mundo vio con sorpresa cómo cientos de simpatizantes del entonces presidente estadounidense Donald Trump irrumpían a la fuerza en el Capitolio de Estados Unidos (EE. UU.), sede de las dos cámaras que componen el Congreso.
Este hecho, ahora reconocido como el asalto al Capitolio, dejó cinco personas fallecidas y 140 agentes heridos. “No podemos permitirnos el lujo de convertirnos en ese tipo de nación”, declaró este jueves el mandatario de EE. UU., Joe Biden, en un discurso más virulento de lo habitual.
Durante el primer aniversario del suceso y en un Capitolio bajo estrecha protección policial, Biden responsabilizó a Trump por el suceso sin nombrarlo, pero llamándolo “expresidente” o “expresidente perdedor”.
“Su ego herido le importa más que nuestra democracia y nuestra Constitución. No puede aceptar que perdió”, afirmó Biden desde la Sala de las Estatuas del Capitolio. “Él no solo es un expresidente. Es un expresidente derrotado, por un margen de más de siete millones de votos, en unas elecciones completas, libres y justas”.
Como esas, lanzó una serie de declaraciones muy directas contra Trump, a quien acusó de “crear y difundir una red de mentiras sobre las elecciones de 2020″.
Trump, vetado de las principales redes sociales, emitió un comunicado oficial en el que denuncia un “teatro político” montado para “distraer la atención del hecho de que Biden ha fracasado completa y totalmente” en su gestión gubernamental.
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Un toma y dame que ya es ampliamente comentado en Estados Unidos. Según la agencia EFE, la prensa le preguntó a Biden si no le preocupaba que sus palabras promuevan la división en el país, y su respuesta fue tajante: “Para curarnos, necesitamos reconocer la gravedad de las heridas”.
Jennifer Piscopo, profesora asociada de Ciencia Política en la Occidental College de Los Ángeles, señaló a este diario que el hecho ocurrido el año pasado demuestra lo “frágil” que puede ser la democracia, incluso en la mayor potencia del mundo.
“Aprendimos que la democracia en los Estados Unidos es tan frágil e inestable como en los otros países, que uno de nuestros dos partidos políticos es capturado por una tendencia super autoritaria, que no tiene respeto para los resultados de elecciones libres e imparciales”, criticó.
Su mención es para el Partido Republicano, que tuvo escasa presencia en el acto de este jueves 6 de enero. Ninguno de los líderes de la oposición asistió a las sesiones convocadas por la mayoría demócrata en ambas cámaras.
Mapa de la capital estadounidense localizando el Capitolio, escenario de una intrusión de los partidarios del expresidente Donald Trump hace un año. Infografía: AFP
Analistas han aclarado que estos políticos no quieren deslindarse de esta teoría para no perder al electorado de Trump, quien mantiene altos niveles de popularidad en ciertos estratos.
De hecho, casi el 70% de votantes republicanos todavía piensa que a Trump le robaron los sufragios, pese a que perdió con la mayor participación electoral de la historia reciente de EE. UU. y contra el rival que más votos ha obtenido. Además, un 66% no cree que el asalto al Capitolio fuese un ataque a las instituciones.
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“Este hecho como pocos en la historia de EE. UU. ha dejado una lección permanente: la fortaleza de la histórica democracia en este país pudo ser debilitada desde el mismo Poder Ejecutivo quien es el garante del mismo”, puntualizó el analista político Luis Felipe Polo.
Consultado por La República, indicó que “para la sociedad, significa que hubo un retroceso en el respeto a las instituciones democráticas y podría ser un mal precedente para quienes traten de deslegitimar la decisión del pueblo”.
En su mensaje a la nación, de casi 25 minutos, Biden enfatizó que “defenderá” a los Estados Unidos para que no haya una repetición. “No dejaré que nadie ponga una daga en la garganta de la democracia”, advirtió.
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No obstante, para Piscopo hay dos razones por las cuales no se puede descartar una reiteración de acontecimientos. “Primero, la sanción de los culpables para los eventos del 6 de enero de 2021 ha sido muy ligera, miembros del Congreso que incentivaron o aplaudían la violencia siguen en sus puestos, por ejemplo”.
“Segundo, las teorías de conspiración siguen circulando en las redes sociales respecto al supuesto fraude de las elecciones, y van a fomentar creencias en fraude para la próximas”, agregó.
En ese sentido, Trump insistió este jueves en que los comicios de 2020 estuvieron “amañados” y sostuvo que esa fue la “insurrección real”, pese a que uno tras otro tribunal en el cual su equipo jurídico apeló los resultados, lo desestimó.
“Trump perdió 61 casos a nivel de las justicias estatales y un par en la Corte Suprema, sus abogados han sido sancionados por llevar casos ridículos y sin pruebas ante las cortes. Trump impugnaba la votación presidencial pero nunca las de gobernadores, senadores, congresistas y otras que estaban en la misma boleta electoral”, apuntó Polo.