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El macabro plan que tenía un hospital contra el que fue ‘el hombre más gordo del mundo’

El hombre, muchos años después, contó las diversas dificultades que pasó debido a su sobrepeso e indicó que sintió “repugnancia” al enterarse lo que querían hacer con él.

larepublica.pe
Paul Mason llegó a ser el hombre más gordo del mundo, pesando más de 508 kilos. Foto: Phil Penman

Paul Mason, alguna vez, fue considerado como la persona más gorda del mundo. Su cuerpo, el cual llegó a pesar más de 500 kilogramos, le trajo un reconocimiento poco ansiado y problemas de salud. Incluso, llegó a permanecer, por muchos años, en un hospital de Reino Unido en donde, según revela el hombre, crearon un plan “repugnante” en contra de él.

Mason nació en 1960 en Ipswich, al sureste de Inglaterra. Según datos oficiales de hace 10 años, llegó a ser el hombre más obeso del mundo porque pesó más de 508 kilos.

Paul inició su consumo excesivo de comida a los 20 años como una forma de desapego emocional de los problemas que acarreaba desde la infancia, incluido el abuso infantil.

Entre el 2010 y 2021, vivió una montaña rusa con relación a su peso. Durante ese tiempo, vivió difíciles momentos, tal y como confesó, recientemente, en entrevistas con medios británicos.

El hombre, 10 años después, contó que hubiese pasado si él moría cuando estaba internado en un hospital de Reino Unido a donde fue a buscar ayuda.

“Como no hay nadie de mi tamaño, si moría en el hospital, tendrían que llevarme a un matadero donde van y mueren los animales grandes. (...) Y me incinerarían en la cremación de animales. Pensé que era repugnante. No podía creer que estuvieran pensando eso”, indicó Mason.

Paul Mason con Rebecca Mountain su exesposa, en una presentación para la televisión británica. Foto: Steve Meddle

La continua batalla de Paul con el sobrepeso llegó al punto de ruptura hace algunos meses, cuando presentó una sobredosis por fármacos.

Un desamor que arrastra desde el 2019, cuando concluyó la relación con su exesposa, y la pandemia de la COVID-19, afectaron su salud mental. Con el tiempo, volvió a volverse adicto a la comida, especialmente a las papas fritas.

“Nadie estaba escuchando, no pasaba nada, podía verme deslizándome hacia los viejos tiempos, así que fue un grito de ayuda”, le dijo a The Mirror.

Paul, actualmente, vive en viviendas protegidas financiadas por los contribuyentes. Explica que está concentrado en su recuperación. “Hace diez años no sabía dónde estaba, pero ahora sé lo que quiero”, afirmó.