Una niña de 9 años fue vendida a un pederasta 46 años mayor que ella como “niña esposa” en Afganistán, de acuerdo a un informe de la cadena CNN publicado el 2 de noviembre. La niña fue ofrecida por su propia familia para poder comprar alimentos de primera necesidad, mientras el país asiático se desmorona en una dura crisis humanitaria.
Sus padres señalan que no tuvieron otra alternativa. Durante cuatro años, la familia vivió en un campo de desplazados en la provincia de Badghis (noroccidente de Afganistán), sobreviviendo gracias a la ayuda y al trabajo doméstico.
Se trata de una de las muchas niñas afganas vendidas para contraer matrimonio a medida que se profundiza la catástrofe económica, la ayuda internacional se agota y la economía del país colapsa. Su padre, Abdul Malik, ya vendió a su hermana de 12 años hace varios meses.
El hambre ha empujado a decenas familias a tomar decisiones desgarradoras, especialmente a medida que se acerca el brutal invierno. Los padres le dieron a CNN acceso completo y permiso para hablar con los niños y mostrar sus caras, porque dicen que ellos solos no pueden cambiar la práctica.
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“Somos ocho parientes. Tengo que vender para mantener con vida a otros miembros de la familia”, comentó el progenitor, que dijo estar destrozado por la culpa, la vergüenza y la preocupación.
El dinero solo mantendrá a la familia durante unos meses. La niña esperaba cambiar la idea de sus padres: tenía el sueño de convertirse en maestra y no quería renunciar a su educación. Pero sus súplicas fueron inútiles, sigue CNN.
“Es (un panorama) absolutamente catastrófico”, dijo Heather Barr, directora asociada de la división de derechos de la mujer de Human Rights Watch. “No tenemos meses o semanas para detener esta emergencia (…) ya estamos en la emergencia”.
La incertidumbre combinada con el aumento de la pobreza ha empujado que muchas niñas deban ser vendidas al ‘’mercado matrimonial’', sobre todo porque los talibanes no les permiten acceso a la educación. “Mientras una niña esté en la escuela, su familia está comprometida con su futuro. Tan pronto como una niña deja la educación, de repente se vuelve mucho más probable que la casen”, matizó la experta.
Foto: captura de CNN
Una vez que una niña es vendida, sus posibilidades de continuar una educación o seguir un camino independiente son casi nulas. En cambio, se enfrentan a un futuro mucho más oscuro.
Es un calvario interminable para las familias: la decisión de vender a su hija, la espera hasta su marcha, a menudo durante años hasta que las hijas tienen 10 o 12 años, y luego la separación.
De acuerdo a CNN, el 24 de octubre, Qorban, el comprador, llegó a su casa y entregó 200.000 afganis (unos US$ 2 200) en forma de ovejas, tierras y dinero en efectivo al padre de la pequeña, quien lloró y le suplicó: “Esta es tu esposa. Por favor, cuídala, ahora eres responsable de ella, por favor no la golpees”.
El hombre asintió, la tomó del brazo y la condujo hacia la puerta. “La arrastraron hasta el coche que la esperaba, que se alejó lentamente”, reseñó la cadena de noticias.
Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas, sin acceso a anticoncepción o servicios de salud reproductiva, casi el 10% de las niñas afganas de entre 15 y 19 años dan a luz cada año.
Muchas son demasiado jóvenes para poder dar su consentimiento para tener relaciones sexuales y enfrentan complicaciones en el parto debido a sus cuerpos subdesarrollados: las tasas de mortalidad relacionadas con el embarazo para las niñas de 15 a 19 años son más del doble que las de las mujeres de 20 a 24 años, de acuerdo a este organismo.
De acuerdo con un informe de Unicef de 2018, el 42% de las familias afganas tiene una hija que contrae matrimonio antes de los 18 años. Principalmente, por razones económicas, porque el matrimonio a menudo se considera un medio para asegurar la supervivencia de una familia.
Sin embargo, las niñas que se casan temprano también corren un grave riesgo, desde un parto complicado hasta violencia doméstica o familiar.
En agosto pasado, tras el retorno de los talibanes, la fotoperiodista estadounidense Stephanie Sinclair compartió una imagen tomada en 2005 en la que aparece una menor —en ese entonces de 11 años― junto a un pederasta tres décadas mayor que ella con quien fue obligada a casarse en Afganistán.
Aunque fue tomada hace 16 años, refirió Sinclair, su contenido es más relevante que nunca: “A 20 años de la invasión estadounidense en Afganistán, que ha expulsado a los talibanes del poder, el mundo está siendo testigo de un retroceso dramático en la historia reciente de los derechos de las mujeres y las niñas”, escribió en su perfil de Instagram.
Sinclair lleva 13 años fotografiando el matrimonio infantil. Too Young Too Wed, la asociación sin animo de lucro, fue fundada por ella en 2012 para abogar por el fin de esta práctica.
“Mi primer encuentro con el matrimonio infantil fue en Afganistán en 2003. Me horrorizó la historia de unas niñas que se prendían fuego a sí mismas. Después de investigar un poco, descubrí que una de las razones por las cuales tomaban esta decisión tan drástica era que las habían obligado a casarse siendo niñas”, comentó para la revista.
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MUJERES AFGANISTÁN KABUL FOTO AFP
Save the Children denunció, a través de un estudio realizado por el Día Internacional de la Niña, que cada año mueren más de 22.000 niñas (aproximadamente, 60 diariamente) a causa de los embarazos y los partos derivados del matrimonio infantil.
Además, llama a abordar los riesgos inmediatos y actuales de la violencia de género. Para ello, coloca los derechos de las niñas y la igualdad de género en el centro de las respuestas humanitarias.
Según el informe, en África Occidental y Central, que cuenta con la tasa más alta de matrimonio infantil en el mundo, se producen casi la mitad (9.600) de todas las muertes estimadas relacionadas con el matrimonio infantil, 26 muertes al día.
En concreto, la tasa regional de mortalidad materna en adolescentes es cuatro veces mayor que en cualquier otra parte del mundo.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) condenó enérgicamente la práctica del matrimonio infantil luego de que una adolescente perdiera la vida durante un parto efectuado en un santuario de una iglesia en Zimbabue.
Memory Machaya, de 14 años, murió tras complicaciones en su embarazo en el santuario de una iglesia apostólica, en la zona rural de Marange. Un suceso que provocó el rechazo e indignación de activistas de derechos en Zimbabue, reportó el canal alemán DW.
Naciones Unidas aseguró que la tendencia de los casos de violencia perpetrados contra las mujeres y las niñas en Zimbabue, “incluidos los matrimonios de menores, no puede continuar con impunidad”.
Varias regiones de la India reabrieron este lunes las aulas tras 19 meses de inactividad por la pandemia en un país con un limitado acceso a internet, una situación que obligó a muchos niños y niñas de bajos recursos a abandonar sus estudios para trabajar o contraer matrimonio.
Es el caso de Sorina, una joven de 17 años del estado occidental de Odisha, que durante la pandemia tuvo que abandonar sus estudios porque no disponía de un dispositivo electrónico para conectarse en línea y sus padres decidieron que su mejor destino era casarse.
Pese a que no disponía de la edad legal para contraer matrimonio, su familia encontró a un hombre 11 años mayor dispuesto a casarse. Además, sus padres quisieron aprovechar las restricciones de la pandemia para celebrar una boda a bajo costo.
Cuatro activistas por los derechos de las mujeres fueron asesinadas en la ciudad de Mazar-i-Sharif, al norte de Afganistán, informó el último sábado un portavoz del Gobierno talibán. A la fecha fueron detenidos dos sospechosos tras el hallazgo de los cadáveres en una vivienda, indicó el portavoz del Ministerio del Interior, Qari Sayed Khosti.
“Los detenidos admitieron en el interrogatorio inicial que invitaron a las mujeres a la casa. Nuevas investigaciones se están llevando a cabo y el caso fue remitido al tribunal”, expresó el funcionario.
Entre las fallecidas se encuentra la profesora de Economía Frozan Safi, de 29 años de edad. Foto: AFP/James Edgar
Khosti no ha identificado a las víctimas, pero el diario británico The Guardian afirmó que entre las fallecidas se encuentra la profesora de Economía Frozan Safi, de 29 años de edad, según informó su hermana Rita.
De acuerdo a la BBC Persian, las cuatro mujeres eran amigas y compañeras de lucha que esperaban viajar al aeropuerto de Mazar-i-Sharif para salir del país. Un grupo de derechos humanos contó a AFP que las activistas recibieron una llamada y creyeron que era una invitación para unirse a un vuelo de evacuación. Fueron recogidas por un vehículo, para luego ser halladas asesinadas.