Algunos trataron de evitar ser juzgados por crímenes de lesa humanidad y otros intentaron esconderse de las fuerzas rebeldes que ellos mismos instauraron. Pese a los esfuerzos, ninguno escapó de las consecuencias de sus actos en el pasado.
Los genocidas terminaron sus días de diversas maneras: un ataque al corazón en la cárcel, como prisioneros de las guerrillas, la sodomización, la horca o un disparo fulminante durante un operativo armado.
Este sábado, el Instituto Nacional Penitenciario del Perú (INPE) confirmó que el cabecilla de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, murió a un día de cumplirse los 29 años de su detención, ocurrida el 12 de setiembre de 1992. Falleció a los 86 años de edad, alrededor de las 6.40 a. m. Se encontraba recluido en la Base Naval del Callao.
“El Comité Técnico del Cerec informa lo siguiente: el sábado 11 de setiembre aproximadamente a las 6.40 a. m. en el Centro de Reclusión de Máxima Seguridad de la Base Naval del Callao ha fallecido el interno Abimael Guzmán Reynoso, debido a complicaciones en su estado de salud”, reveló el INPE.
Ante este reciente hecho, recordamos los crímenes de algunos de los últimos dictadores y asesinos, y a dónde fueron a parar sus restos.
El cabecilla de los Jemeres Rojos mató a un tercio de la población de Camboya. Además, prendió fuego a las bibliotecas, prohibió medicamentos, y, en su momento más demente, hasta se empecinó en liquidar a cualquier persona que usaba lentes.
Sus nefastos actos se contradecían con su inocente apariencia. Una periodista del The New York Times logró entrevistarlo en 1978 y lo describió como un “hombre elegante, con rostro agradable, no alegre, pero atractivo” y dueño de “una sonrisa que inspiraba simpatía”.
Sin embargo, Pot soñaba con crear una utopía alejada del capitalismo, por lo que encabezó la guerrilla maoísta Jemeres Rojos, cuyos integrantes vestían “camisa y pantalón negros y un pañuelo a cuadros negros y rojos”.
Murió el 15 de abril de 1998. Con 73 años, terminó como rehén de los mismos Jemeres en “un remoto lugar de la selva de Camboya”. Perdió la vida debido a una crisis cardiaca. Posteriormente, su cuerpo fue incinerado.
El hombre que por 25 años gobernó Irak culminó sus días en la horca. Ante de llegar a ese punto, enfrentó varios juicios. Uno de ellos fue por el genocidio de 182.000 kurdos entre 1987 y 1988.
También fue procesado por haber ordenado la matanza de 148 chiíes en Dujail, en represalia por haber intentado acabar con su vida.
Con esos crímenes en su historial, el 30 de diciembre del 2006, a los 69 años, se ejecutó la sentencia de muerte por crímenes de lesa humanidad. En sus últimos instantes de vida y frente a la horca, Hussein no pudo finalizar la frase: “Soy testigo de que no hay más dios que Alá y que Mahoma...”.
No se conoce el paradero de su cuerpo. De acuerdo al diario Clarín, fue sepultado en un mausoleo junto a su familia, un edificio que convocaba a ciertos peregrinos. Pero ese inmueble fue destruido, aparentemente por “la aviación iraquí”. En la actualidad, algunos aseguran que sigue allí, mientras que otros creen que se lo llevaron hacia Jordania.
En 1969 encabezó el golpe de Estado que finiquitó el reinado de Idris I, por lo que fue considerado un héroe. No obstante, cambió radicalmente para ser un terrorista acostumbrado a los lujos. Por ejemplo, llevó a cabo una fiesta que costó 400 millones de dólares en la que hubo camellos, aviones y alrededor de 400 bailarines.
“En 42 años, el dictador fue responsable de torturas y asesinatos de opositores, la explosión del avión lleno de pasajeros en Lockerbie, el apoyo a grupos como el IRA, las FARC o ETA”, reseñó el periódico ABC.
De esta manera, pasó de ser el ‘Che Guevara Árabe’ a convertirse en el ‘Perro Loco de Oriente Medio’. La plataforma española agregó: “Llegó un momento en el que cualquier grupo armado era capaz de exprimir a Gadafi con tal de declararse antimperialista”.
El fin de su reinado se dio como resultado de la Primavera Árabe y del caos causado por fuerzas rebeldes, quienes, finalmente, lo mataron. Según recogió la BBC, Gaddafi fue sodomizado por los rebeldes antes y después de morir.
Finalmente, su cuerpo se expuso en una cámara frigorífica en Misrata, Libia, y luego fue trasladado al desierto para ser sepultado.
El fundador y líder de Al Qaeda es recordado por idear el atentado contra de las Torres Gemelas en el 2001, pero ya tenía fama de terrorista desde mucho antes. A raíz de una explosión en el World Trade Center apareció en los radares del Gobierno estadounidense en febrero de 1993.
Para 1996, la Casa Blanca lo acusó de haber asesinado a 18 militares suyos en Somalia. A este señalamiento se le añadió la preparación de los bombardeos contra las embajadas en Kenia y Tanzania en 1998.
Después de muchos ataques, llegó al punto límite hace dos décadas. Sin embargo, tuvo que pasar 10 años para que Estados Unidos lo asesinara el 2 de mayo del 2011.
En una operación, Bin Laden falleció por un tiro en la cabeza. Sus restos fueron arrojados al mar el mismo día de su muerte.