Saif al-Islam Gadafi, hijo del exdictador libio Muamar Gadafi, quiere “restaurar la unidad perdida” de Libia tras una década de caos y abre la puerta a ser candidato a la presidencia, declaró en una entrevista con The New York Times.
Los políticos libios “no han traído más que miseria. Ha llegado el momento de volver al pasado. El país está por los suelos (...), no hay dinero, no hay seguridad. Aquí no hay vida”, afirmó Saif al-Islam, de 49 años, quien apareció públicamente por primera vez en cuatro años.
En 2011 una revuelta popular echó del poder a Muamar Gadafi después de cuatro décadas. Sus colaboradores y familiares murieron, fueron encarcelados o se vieron obligados a partir al exilio. Tres de los hijos de Gadafi murieron, pero el destino del cuarto, Saif al-Islam, quien durante mucho tiempo fue considerado el sucesor de su padre, sigue siendo un misterio.
Un grupo armado lo capturó en noviembre de 2011 en Zenten, en el noroeste de Libia, y en 2015 fue condenado a muerte. Pero el grupo se negó a entregarlo a las autoridades de la Corte Penal Internacional (CPI), que lo busca por “crímenes contra la humanidad”. En 2017 lo liberó y desde entonces se había perdido su rastro.
Saif al-Islam Gadafi resaltó la posibilidad de postularse a la presidencia de Libia. Foto: AFP
En su primer encuentro con un periodista extranjero en una década, Saif al-Islam afirmó que era un “hombre libre” y que está organizando su vuelta a la política, aunque no brindó detalles de cómo lo hará.
“Decepcionados con la revolución”, los rebeldes que lo capturaron “finalmente se dieron cuenta de que podía ser un aliado poderoso”, añade en la larga entrevista con el New York Times.
Después de una década de lucha por el poder en medio de injerencias extranjeras, Libia está dirigida desde marzo por un gobierno provisional que se propone unir las instituciones antes de las elecciones legislativas y presidenciales previstas en diciembre.
Una posible candidatura de Saif al-Islam tropieza con problemas: su condena por un tribunal libio y la orden de detención de la CPI. Él está “convencido de que estos temas jurídicos podrían negociarse si la mayoría del pueblo libio lo eligiera como jefe”, escribe el New York Times.