Australia ha reportado este domingo su primer deceso por COVID-19 después de tres meses de intentar sostener la tasa de morbilidad por esta enfermedad en cero y de luchar por mantener bajo control la propagación del virus debido a la llegada de la variante más contagiosa (Delta) a tierras ‘aussies’.
Una mujer nonagenaria falleció en el hospital de Liverpool, Sidney, horas después de dar positivo a coronavirus, según información del Ministerio de Salud de Nueva Gales del Sur.
Las autoridades anunciaron que Australia ha llegado a un récord de 77 nuevos casos positivos y temen que el número aumente con el transcurso de los días.
“Mañana (lunes) y los días siguientes serán peores, mucho peores, de lo que estamos viendo hoy”, precisó Gladys Berejiklian, jefa de Gobierno de Nueva Gales del Sur.
Aunque se ha activado una etapa de confinamiento en Sidney, se siguen detectando nuevos casos positivos de SARS-CoV-2. Esto se debería al importante porcentaje de la población australiana que no se encuentra vacunada hasta la fecha, ya que solo el 9% ha accedido a las dosis completas.
Aunque la cifra es relativamente baja a comparación de otras ciudades del mundo, Sidney se ha posicionado como la ciudad más afectada en Australia, desde la llegada de la variante Delta, con un total de 566 nuevos casos positivos.
En un país con más de 25 millones de habitantes, solo se ha reportado 31.000 personas afectadas por COVID-19 y 911 muertes debido a este virus desde que inició la pandemia en 2020.