Chile registró este sábado, por tercer día consecutivo, más de 7.500 contagios por la COVID-19, un repunte de infectados nuevos que tiene lugar justo cuando el país parecía dejar atrás una grave segunda ola de la pandemia y pese al avance del proceso de vacunación, uno de los más rápidos del mundo.
“La variación de casos en los últimos siete días fue de un aumento del 13%. Manifestamos nuestra preocupación y llamamos una vez más a no bajar la guardia”, señaló el ministro de Salud de Chile, Enrique Paris.
Las autoridades informaron de 7.514 casos y 96 decesos nuevos, que dejan el balance total de la pandemia en más de 1,3 millones de contagios y 28.386 fallecidos en total.
En las últimas 24 horas, la tasa nacional de positividad —número de contagios por cada 100 pruebas de PCR— fue de 9,6%, tras realizarse casi 30.000 test, y en la Región Metropolitana, la que alberga la capital, fue del 12%.
El proceso de vacunación en el país sigue encontrándose entre los más exitosos del mundo —ya se han administrado dos dosis al 50,6% de la población y una dosis a más del 60,3%—, pero el número de contagios volvió a aumentar después de tres semanas de estabilidad.
Desde el inicio de mayo, y tras una grave segunda ola, la cifra de infectados nuevos se había mantenido en torno a 6.000 y los hospitales comenzaron a reducir sus pacientes, lo que llevó a las autoridades a iniciar un proceso de apertura gradual y a desconfinar a decenas de barrios de todo el país.
En paralelo, abrieron los bares, restaurantes y cafeterías de muchas zonas y se atrasó una hora el toque de queda, que actualmente rige entre las 10.00 p. m. y las 5.00 a. m.
Sin embargo, organizaciones como el Colegio Médico de Chile o la Organización Mundial de la Salud apuntaron a mantener las restricciones y no bajar la guardia en este momento.