Seuxis Paucias Hernández, alias ‘Jesús Santrich’, abatido en un enfrentamiento armado en Venezuela —según confirmación de las disidencias de FARC―, fue uno de los exjefes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia más mediáticos por su insolencia y sarcasmo, y por ser uno de los líderes del grupo que rompió su compromiso con la paz y volvió a las armas en 2019.
Santrich, requerido por Estados Unidos por narcotráfico y quien se rearmó en 2019, ganó protagonismo en las negociaciones de paz entre el Gobierno colombiano y las FARC, que culminaron con el acuerdo de noviembre de 2016, y por ser, junto a Luciano Marín, alias ‘Iván Márquez’, uno de los altos mandos que decidieron volver a la clandestinidad en una disidencia llamada Segunda Marquetalia.
Su nombre también ganó relevancia cuando fue detenido en abril de 2018 por la Fiscalía, acatando una petición de extradición del Departamento de Justicia de EE. UU. que lo acusa de narcotráfico luego de la firma del acuerdo de paz, pese a lo cual quedó libre en junio de 2019, tras lo cual asumió por pocas semanas un escaño en la Cámara de Representantes antes de volver a las armas.
Según Interpol, el jefe guerrillero nació el 30 de julio de 1966 en Toluviejo, en el caribeño departamento de Sucre, y recibió el nombre de Seuxis Pausias Hernández Solarte, que se cambió por ‘Jesús Santrich’ después de unirse a las FARC cuando tenía 21 años.
Formado en Educación con especialidad en Ciencias Sociales, hizo un postgrado en Historia. Nació en una familia de maestros y desde muy joven comenzó su militancia: primero en la Juventud Comunista (JUCO) y más tarde en la Unión Patriótica (UP).
Ante el genocidio contra ese partido decidió unirse a las FARC y se vinculó al Frente 19, que operaba en la Sierra Nevada de Santa Marta, y se hizo cercano a Juvenal Ovidio Ricardo Palmera, alias ‘Simón Trinidad’, extraditado en 2004 a EE. UU., donde purga una pena por secuestro.
Con un discurso mucho más rimbombante que sus compañeros, Santrich se jactó de su pasión por la literatura, la música y el dibujo. De hecho, llegó a escribir el libro Diez relatos tayronas, sobre los pueblos indígenas de la Sierra Nevada.
La ONG venezolana Fundaredes indicó que el líder guerrillero murió en la zona de Perijá, en estado Zulia (noroeste), “donde organizaba el bloque Martín Caballero y tenía confrontación con el frente 33 de Gentil Duarte”, otro de los principales comandantes de los cientos de rebeldes que se marginaron del acuerdo de paz de 2016, que puso fin a la que fuera la organización rebelde más poderosa de América.
Junto a ‘Iván Márquez’, exjefe del equipo negociador de las FARC, Santrich organizó la disidencia Segunda Marquetalia, que opera principalmente en Venezuela con la ayuda de las fuerzas chavistas, según inteligencia militar colombiana. Consultado por la AFP, el Gobierno del presidente Nicolás Maduro no se ha pronunciado sobre el asunto.
Antes de su rearme, Santrich quedó en la mira de Estados Unidos por su sonada relación con el narcotráfico tras firmar la paz. En abril de 2018, fue capturado con fines de extradición, pero en mayo de 2019 fue liberado por orden de la Corte Suprema, que asumió su expediente.
En junio de 2019, ejerció por semanas como congresista en virtud del acuerdo de paz, pero luego desapareció y se volvió a saber de él cuando, vestido de militar, anunció su vuelta a la clandestinidad. Washington ofrecía una recompensa de hasta 10 millones de dólares por Márquez y Santrich.
Conocido por sus actitudes desafiantes y mordaces, ‘Jesús Santrich’ siempre alegó inocencia y achacó los cargos de narcotráfico a “montajes” contra la paz. El líder disidente que usaba lentes oscuros por una aguda deficiencia visual incluso amenazó de muerte a Iván Duque, presidente de Colombia.