Crítica es la situación que se vive en la ciudad brasileña de Sao Paulo, donde la Alcaldía ha comprado equipos para iluminar los cementerios ante la necesidad de realizar entierros nocturnos debido a la crisis sanitaria por la COVID-19.
Las autoridades de Sao Paulo firmaron un contrato con una empresa privada para la instalación de ocho torres de energía para iluminar los cementerios, donde la semana pasada se produjeron 300 entierros diarios en promedio, y no se descarta que llegue a 400.
El cementerio de Vila Formosa, el más grande de la ciudad, tuvo colas de cuatro horas el domingo 21 de marzo y de unas tres horas el lunes 22 para realización de los velorios.
El alcalde, Bruno Covas, contrató a 150 sepultureros para agilizar el cavado de las fosas, dentro de un conjunto de medidas como la imposición de un feriado largo, que comenzará este viernes 26 de marzo hasta el 4 de abril.
Por otra parte, la Gobernación de Sao Paulo se encuentra evaluando la posibilidad de intensificar el aislamiento social para evitar la saturación de los hospitales.
El secretario de Salud estadual, Jean Gorinchteyn, reconoció que “existe la posibilidad de tomar más medidas de aislamiento si la situación se agrava y tenemos más muertes e internaciones”.
El lunes 22 de marzo fallecieron 1.021 personas en el estado de San Pablo, la cifra más alta desde el inicio de la pandemia, y fue superado el 92% de ocupación de sus camas UCI, informa Clarín.
La pandemia de coronavirus volvió a entrar en su peor fase en Brasil. El martes 23 de marzo, el país superó la marca de los 3.000 muertos para una sola jornada. En concreto, se registraron 3.251 muertes en las últimas 24 horas, lo que elevó a 298.676 las víctimas desde el inicio de la crisis. Solo EE. UU. había superado en diciembre esa marca.
En Sao Paulo, que tiene la red de hospitales públicos y privados más grande de Brasil, en estos momentos, prácticamente no hay vacantes para nuevos pacientes: la ocupación de camas UCI supera el 91%.