Durante el miércoles 3 de febrero, Estados Unidos alcanzó 26 545 905 casos confirmados y 450.273 fallecidos por la enfermedad de la COVID-19, de acuerdo con el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.
Este último balance indica que se han contabilizado 3.540 muertes más que el último martes y 118.507 nuevas infecciones.
El estado de Nueva York sigue como el más golpeado del país por la pandemia con 44.148 muertos, seguido por California (42.035), Texas (38.036), Florida (27.019), Pensilvania (21.919), Nueva Jersey (21.693) e Illinois (21.420).
Otros estados con un gran número de fallecidos son Michigan (15.644), Massachusetts (14.708), Georgia (14.587) y Arizona (13.576). En cuanto a contagios, California suma 3 360 400; le sigue Texas con 2.448.366; tercero es Florida con 1.744.619; Nuevo York es cuarto con 1.443.942 e Illinois es quinto con 1.134.231.
El balance provisional de fallecidos (450.273) supera con creces la cuota más baja de las estimaciones iniciales de la Casa Blanca, que proyectó en el mejor de los casos entre 100.000 y 240.000 muertes a causa de la pandemia.
El nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha pronosticado que en febrero se superará el medio millón de fallecidos y que en total morirán más de 600.000 pacientes.
Por su parte, el Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, en cuyos modelos de predicción de la evolución de la pandemia se fija a menudo la Casa Blanca, calcula que para el 1 de mayo habrán muerto unos 595.000.