El miércoles pasado, la seguridad del Capitolio de Estados Unidos quedó en medio de la controversia luego de que centenares de fanáticos del mandatario saliente de la nación, Donald Trump, irrumpieran en las instalaciones para impedir la ratificación del triunfo de Joe Biden en los comicios presidenciales.
Los altercados encendieron las alarmas en Washington, donde legislativos y expertos manifestaron su indignación ante la aparente poca protección desplegada en torno al Congreso de cara a una jornada de suma importancia.
Si bien los policías apuntaban la semana pasada a un estricto plan para mantener a salvo la Cámara de Representantes mientras se certificaba la victoria de Biden, lo sucedido el miércoles fue catalogado por muchos como un “fracaso” policial.
Entre ellos está el titular de la Comisión de Asignaciones de la Cámara de Representantes, Tim Ryan, encargado de supervisar la financiación designada a la Policía del Capitolio.
En diálogo con la cadena de televisión CNN, el parlamentario declaró: “Claramente se registraron fallos enormes, de carácter estratégico y de planificación por parte de la Policía del Capitolio, así como de los sargentos de armas y de todos aquellos que tuvieran un papel relevante a la hora de coordinar una defensa de este tipo”.
El congresista demócrata explicó que las fuerzas del orden no estuvieron a la altura de un lugar como el Capitolio para una jornada “fundamental para el proceso electoral”.
Para muchos es una intriga cómo los casi 2.000 efectivos del Congreso —que tienen una subvención de más de 500 millones de dólares— no pudieron resguardar con éxito el emblemático establecimiento. Ante los disturbios, Ryan estimó que habrá cambios en la entidad policial.
“Está claro que hay mucha gente que se va a quedar sin trabajo muy, muy pronto por culpa de este asalto embarazoso”, subrayó.
En una conferencia de prensa, el jefe de la Policía Robert J. Contee contó que se confiscaron cinco armas tras el arresto de los presuntos atacantes, que no eran residentes de la capital del Gobierno.
En tanto, el fiscal general de Washington, Karl Racine, expresó que la “decepción” procede, en realidad, de los elementos federales.
“Los policías de Washington, francamente, hicieron su trabajo. Ayudaron a la Policía del Congreso a restituir el orden y arrestaron a la gente que estaba violando el toque de queda”, destacó.