Un inédito plebiscito puso fecha de caducidad el domingo 25 de octubre a la Constitución, que ha conducido el rumbo de Chile desde su redacción en 1980 por la dictadura militar, abriéndose así un nuevo capítulo en la historia del país, considerado hasta 2019 uno de los más estables de la región.
Pero hasta que entre en vigor la nueva Carta Magna, ¿qué le espera a Chile?
En el futuro más inmediato, los expertos estiman que la categórica victoria que logró el “apruebo”, con más del 78 % de los votos, implica que la redacción de un nuevo texto en un plazo máximo de un año “suavizará” las protestas iniciadas en 2019 contra el alza en el precio del billete de metro y convertidas luego en un clamor por un modelo socioeconómico más justo.
“Van a bajar la intensidad de las movilizaciones, porque va a existir una forma de canalizar las demandas, pero no desaparecerán del todo”, reconoció a Efe la jefa de la carrera de Ciencia Política de la Universidad de Chile, Claudia Heiss.
La votación, la más importante en tres décadas de democracia, se planteó precisamente como la vía institucional para poner fin a la mayor crisis social desde el retorno a la democracia, que dejó una treintena de fallecidos y miles de heridos, además de graves señalamientos por violaciones a los derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad.
Miles de personas se concentraron en las calles de Santiago para celebrar el triunfo del Apruebo en el plebiscito 2020. Foto: AFP
Además de pronunciarse a favor de una nueva Constitución, los chilenos decidieron por más del 79 % de los votos que el texto lo redactará una convención constituyente, formada íntegramente por 155 miembros de la sociedad civil (50 % mujeres y 50 % hombres) escogidos el próximo 10 de abril.
Esto convertirá al texto en la primera Constitución, de las tres que ha tenido Chile en sus 200 años de independencia (1833, 1925 y 1980), en no ser escrita “de puertas adentro”.
La paridad de género en la convención constituyente, en la que aún está por debatir si habrá escaños reservados para los pueblos indígenas, es uno de los mayores logros del potente movimiento feminista chileno, que ha estado muy presente en las protestas.
“Durante muchos años no nos llamó la atención que nuestros representantes fuesen hombres y hombres muy parecidos entre sí”, aseguró a Efe la coordinadora en Chile de la Red de Politólogas de Latinoamérica, Julieta Suárez, quien deseó que la paridad se convierta en “obligación” en cualquier futura elección.
Para Karina Nohales, vocera de la Coordinadora 8M, la paridad no implica necesariamente que la Constitución vaya a ser “feminista”, de ahí que uno de los mayores retos sea escoger a “mujeres dispuestas a defender lo que han sido las demandas históricas del movimiento”.
Una vez que la convención comunique que ha terminado su propuesta de texto, el presidente del país debe convocar a un nuevo plebiscito para que la ciudadanía lo apruebe o lo rechace, y a diferencia de este domingo, el voto será obligatorio para los que residen en Chile.
Este “plebiscito de salida” deberá realizarse 60 días después de que el presidente lo haya convocado. Hasta que el nuevo texto no sea refrendado en ese plebiscito de salida, seguirá vigente la actual Ley Fundamental.