Los bosques de la Amazonía perdieron 974 millones de toneladas de carbono en sus bordes entre 2011 y 2015, con un tercio de ese perjuicio debido a la deforestación, según un estudio que publica este miércoles la revista Science Advances.
“La deforestación es la causa principal de las pérdidas de carbono en los bosques tropicales, pero no opera sola”, indicó el estudio encabezado por Celso H.L. Silva, del Laboratorio de Ecosistemas Tropicales y Ciencias Ambientales en Sao Jose Dos Campos (Brasil).
La fragmentación de los bosques, que es una característica del proceso de deforestación, “promueve pérdidas indirectas de carbono inducidas por el efecto en los bordes de la foresta”, un proceso que no toman en cuenta las políticas para la reducción de las emisiones de carbono en los trópicos, explicaron los científicos.
En la Amazonía, que es el bosque tropical continuo más grande del mundo, la deforestación ha convertido, de manera constante, lo que eran bosques de crecimiento antiguo en áreas dedicadas a la agricultura y la cría de ganado, lo cual ha fragmentado de manera extendida el paisaje.
Las conclusiones de esta investigación apuntan a los frágiles bordes deforestados como una fuente significativa. Foto: EFE
Esta fragmentación contribuye al aumento del número de áreas boscosas separadas con el resultado de un incremento de los perímetros y extensión de los bordes forestales.
Estos cambios en la configuración de la cubierta forestal causan pérdidas directas de carbono por el efecto de los bordes y la incursión de los incendios provocados para abrir nuevas áreas a la agricultura y la ganadería.
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“La exposición de las forestas de la Tierra al efecto de los bordes está muy extendida”, añadió el artículo. “Globalmente, el 70% de los bosques se ubicaba dentro de un kilómetro desde los bordes forestales en 2000. Sin embargo, sólo 5,2% de los bosques en la Amazonía brasileña estaba dentro de esta misma zona de bordes en 2014”.
Las conclusiones de esta investigación apuntan a los frágiles bordes deforestados como una fuente significativa, y hasta ahora no medida, de la pérdida de carbono.
Los investigadores señalaron que, si bien la pérdida de carbono debido a la deforestación en la Amazonía disminuyó en aproximadamente 7 millones de toneladas por año entre 2001 y 2015, las pérdidas de carbono en los lindes de los bosques permanecieron sin cambios.
Los bosques tropicales, que almacenan más de la mitad del carbono en la superficie del planeta, han mermado en un 10%, entre 1990 y 2015, debido a las actividades humanas, indicaron los científicos.
Pero no es solo la disminución de las forestas lo que preocupa a los investigadores, sino la fragmentación que resulta cuando la tala, la quema y las actividades agropecuarias van dejando “parches” de bosques aislados entre sí, con los árboles de los lindes expuestos a vientos turbulentos y mayores riesgos de incendio.
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Para medir cómo la fragmentación de las forestas contribuye a las pérdidas de carbono por deforestación, Silva y sus colegas procesaron datos recolectados por aviones, con medición de las distancias usando láser, para elaborar un modelo de pérdida de carbono como función de la edad de los lindes boscosos.
Luego aplicaron este modelo sobre mapas que documentan la edad de los bordes forestales registrados por sensores remotos entre 2000 y 2015 para visualizar la pérdida de carbono inducida por los bordes en la región.
Los investigadores llegaron a la conclusión de que esfuerzos tales como la planificación de paisajes podrían ayudar a dar cuenta de la enorme pérdida de carbono en los bordes de las forestas fragmentadas y señalaron que esta fuente de emisión dificulta el logro de las metas fijadas bajo el Acuerdo de París.
Con información de EFE