Keith Raniere, de 60 años, fue el fundador de NXIVM; una organización que desde 1988 manipuló a más de 16.000 personas que acudían a él en EE. UU. con la intención de liberar todo su potencial. Sin embargo, eran estafados y, en el caso de las mujeres, convertidas en víctimas de explotación sexual.
El líder de NXIVM fue arrestado en 2018 en una mansión mexicana y el año siguiente la Fiscalía estadounidense lo acusó y declaró culpable por los delitos de tráfico y explotación sexual, extorsión y posesión de pornografía infantil; entre otros cargos. La condena será pública este próximo mes de octubre.
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“Todos tenemos héroes, personas a las que admiramos. Personas singulares, personas solidarias, personas carismáticas, personas que nos conmueven profundamente. Imagina que tú pudieras ser como ellos”, eran las palabras con que Raniere defendía las bondades de los cursos denominados como ESP (Programa de Éxito Ejecutivo), según El País.
Keith Raniere, de 60 años, fundador de NXIVM, fue arrestado por el FBI en México en marzo de 2018. Foto: Captura / YouTube
Era una metodología supuestamente diseñada para optimizar la experiencia y actitud de sus alumnos, una estafa piramidal, cuya matrícula superaba las cuatro cifras y exigía a los estudiantes trabajar con ellos para mejorar su posición en la organización.
“Trabajabas 23 horas al día y aun así te decían que por qué no hacías más”, aseguró la actriz y cantante Bonnie Piesse, una de las primeras seguidoras en denunciar los hechos.
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El supuesto gurú aseguraba que su programa estaba basado en la ciencia, que había curado enfermedades como el síndrome de Tourette (trastorno de tics crónicos o transitorios) y logrado que niños hablaran diferentes idiomas.
“Era como si tuviera en mi poder la pócima secreta del conocimiento”, sostuvo Mark Vicente, un cineasta que formó parte de la secta durante más de 12 años y cuya confesión aparece en el primer episodio de la serie HBO titulada El juramento (The vow).
La sede central de la compañía estaba en la ciudad de Albany, a dos horas en automóvil al norte de Nueva York, Rainiere y su socia Nancy Salzman lograron que la secta NXIVM capte a varias famosas de Hollywood. Su objetivo era atraerlas para estafarlas y manipularlas a su antojo.
Nancy Salzman era el ‘brazo derecho’ de Keith Raniere. Foto: New York Post
Entre las actrices que formaban parte de la organización se encontraban Allison Mack, Kristen Kreuk, Ana Cristina Fox, Emilio Salinas (los dos últimos hijos de los expresidentes mexicanos Vicente Fox y Carlos Salinas) y Clare Bronfman, heredera del gigante de bebidas Seagram.
La actriz Allison Mack que interpretó el papel de Chloe Sullivan, la mejor amiga de Clark Kent en Smallville. Foto: Chic
La actriz Allison Mack que interpretó el papel de Chloe Sullivan, la mejor amiga de Clark Kent en Smallville; una serie de televisión sobre el joven Superman que duró diez temporadas, se convirtió en una pieza clave del culto NXIVM y en junio de 2020 se declaró culpable por tráfico sexual.
La artista reclutaba mujeres para obligarlas a mantener relaciones sexuales con Raniere, bajo la fachada de integrar un “movimiento femenino” dentro de NXIVM llamado DOS (acrónimo del latín que tiene un significado similar a: Maestro de la compañía femenina obediente), con el que el líder estableció una relación de esclavismo con sus seguidoras.
Allison Mack no dudaba en dirigirse vía Twitter a famosas como Emma Watson para invitarla al movimiento NXIVM. Foto: Twitter
“Me uní a NXIVM originalmente para encontrar un propósito”, dijo entre sollozos, durante su audiencia de declaración de culpabilidad en una corte federal en Brooklyn. “Estaba perdida y quería encontrar algún lugar, alguna comunidad en la que me sintiera más cómoda”.
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Las mujeres eran obligadas a seguir dietas estrictas y tener relaciones sexuales con el líder, incluso llevar cadenas de sometimiento o ser “marcadas” con las letras KR, iniciales del gurú.
Las seguidoras del grupo eran marcadas con un cauterizador, por lo general en la zona púbica. Foto: FBI
Para asegurarse que no iba a ser denunciado, Rainere tenía en su poder fotos comprometedoras de las víctimas o secretos sobre ellas que utilizaba como garantía y chantaje. La secta también les aplicaba “técnicas de ‘terrorismo legal’, utilizando ejércitos de abogados y moviendo influencias para presentar denuncias por cargos falsos en tribunales de México, Estados Unidos y Canadá”, según escribió Elías Camhaji en El País.