El Parlamento de Líbano aprobó el estado de emergencia en Beirut, declarado la semana pasada por el Gobierno, tras la gran explosión que dejó al menos 171 muertos y 6.000 heridos, además de prorrogar esa situación por el coronavirus, ante las dificultades del sistema sanitario para tratar a las víctimas de la tragedia.
“El Líbano se está muriendo ante nuestros ojos”, afirmó en la sesión de este jueves, 13 de agosto, el presidente del Parlamento, Nabih Berri, quien agregó que lo que único que le queda es una “cirugía” para poder salvarse de su peor crisis desde el final de la guerra civil (1975-1990).
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Además, llamó a la formación “rápida” de un nuevo Gobierno que tenga como prioridades las reformas y la lucha contra la corrupción, después de que el gabinete del primer ministro Hasan Diab dimitiera en bloque hace tres días.
Casi al mismo tiempo, el ministro de Salud del Ejecutivo interino, Hamad Hasan, anunció que también se extenderá el estado de emergencia declarado en marzo por la pandemia de coronavirus, un mes más a partir del 18 de agosto.
Hasan justificó esta decisión por las previsiones de “un incremento en los contagios por coronavirus debido a las aglomeraciones que hubo en los hospitales tras la explosión y a la falta de mascarillas y de compromiso con las medidas de prevención en ese momento”, explicó en una rueda de prensa.
El Líbano declaró por primera vez el estado de emergencia el 15 de marzo por la COVID-19, pero había ido relajando las medidas por la baja incidencia de la enfermedad en el país.
Foto: AFP.
El estado de emergencia otorga poderes al Ejército para actuar contra la libertad de reunión, de prensa y de expresión y para arrestar a toda aquella persona considerada una "amenaza" para la seguridad del país.
La investigadora para el Líbano de la organización Human Rights Watch (HRW), Aya Majzoub, aseguró a Efe que están "preocupados de que se use el estado de emergencia como pretexto para reprimir las protestas" antigubernamentales tras la explosión.
"La violencia desatada contra los manifestantes el pasado sábado es un indicio preocupante de lo que está por venir", alertó Majzoub, en alusión al llamado "sábado de la ira" en el que miles de personas salieron a las calles para pedir la dimisión del Gobierno y hubo choques con las fuerzas de seguridad con decenas de heridos.
Los enfrentamientos se repitieron en los días posteriores, alimentados por la indignación popular por la explosión de 2.750 toneladas de nitrato de amonio almacenados sin custodiar desde hacía seis años en el puerto de Beirut.
Según HRW y Amnistía Internacional, oficiales armados vestidos como civiles, el Ejército y las fuerzas de seguridad de Interior utilizaron una "fuerza excesiva" contra los manifestantes, un extremo que niegan estos cuerpos.
El subsecretario de Asuntos Políticos de EE. UU., David Hale, anunció que la Oficina Federal de Investigación (FBI) estadounidense va a investigar, a invitación de las autoridades del país mediterráneo, lo sucedido en el puerto.
“El FBI pronto se unirá a los investigadores libaneses e internacionales por invitación de los libaneses con el fin de ayudar a responder las preguntas que todo el mundo se hace sobre las circunstancias que llevaron a esta explosión”, afirmó Hale, que fue embajador en Beirut entre 2013 y 2015.