En el mes de mayo, Damaris Silva se vio ante el mayor desafío de su trabajo en enfermería en el Hospital El Pino, uno de los centros más presionados por la crisis del coronavirus en Chile. Pero ella recurrió a su violín para gran confort de sus pacientes y sus colegas.
Con su voz, su instrumento y también su fe, la enfermera decidió que en esos días tan oscuros en el hospital, después de una jornada de 9 horas, entonaría melodías que pudieran escuchar desde la unidad de cuidados intensivos los pacientes entubados y otros, que apenas un poco mejor, pasaban la pandemia con miedo a perder la batalla en El Pino, ubicado en la parte sur y humilde de Santiago.
"Muchos me han escrito, gente que ha estado hospitalizada y me ha dicho que a lo mejor yo no dimensiono la felicidad que les provocaba en ese momento o que a través de una canción pudieron sentir que Dios estaba con ellos y sentir un poquito más de tranquilidad", dijo Silva a la AFP.
Damaris López, enfermera del Hospital El Pino, uno de los centros de salud más humildes de Santiago. Foto: AFP.
Pero aunque en casa la esperan sus dos pequeños, de 10 y 3 años —al cuidado de su esposo electricista—, los martes y jueves se queda una hora más en este hospital público donde el personal lleva tres meses poniéndole el hombro a una pandemia que ubicó a Chile entre los 10 países con más casos y muertes en el mundo.
Ahora tienen 200 pacientes internados con coronavirus, y no olvida la angustia de hace dos meses, cuando una larga fila de ambulancias esperaba en la calle mientras adentro se apuraban en acomodar camas y colocar los ventiladores. El hospital sigue lleno, pero la presión ha bajado un poco.
Entonando el famoso bolero “Bésame mucho”, el éxito de los colombianos Bacilos “Tabaco y Chanel” o “Te Amaré” del español Miguel Bosé, además de música cristiana, Damaris recorre los pasillos de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) y también da una ronda por la maternidad.