El 29 de abril, el Papa Francisco, a través del director de prensa del Vaticano, anunció que debido al coronavirus suspenderían el Óbolo de San Pedro, la campaña anual de recaudación de fondos entre los católicos de todo el mundo. La medida supondrá un duro golpe a la economía de la Santa Sede.
“Considerando la situación de emergencia sanitaria actual, el Santo Padre ha establecido que en el año 2020, la colecta para el Óbolo de San Pedro, que se lleva a cabo tradicionalmente en proximidad de la solemnidad de los Santos Pedro y Pablo, el 29 de junio, se traslade en todo el mundo al domingo XXVII del tiempo ordinario, el 4 de octubre, día dedicado a San Francisco de Asís”, indicó en aquella oportunidad Matteo Bruni, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
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La postergación, aunque pensada para no exponer a los colaboradores de la Iglesia Católica a la pandemia del coronavirus, llega en un mal momento para la Santa Sede, que ha visto su situación económica vulnerada tras la suspensión de actividades como el turismo, principalmente en museos, la cual ha sido cancelada también por la contingencia.
Debido a esta situación, los administradores de la Santa Sede se reunieron recientemente para acordar las medidas de reducción que se tomarán, entre las que destacan el congelamiento de los ascensos y contrataciones, la prohibición de las horas extras en favor del ahorro de los pagos así como evitar los viajes y grandes eventos.
Se estima que el Óbolo de San Pedro recauda entre US$ 50,000 millones y US$ 65,000 millones anualmente, las cuales son destinadas a financiar las campañas de caridad lideradas por el Sumo Pontífice.
Papa Francisco en la misa de Domingo de Resurrección
A pesar de la gran cantidad de dinero recaudado, la cuentas del Vaticano han registrado pérdidas, por lo que un porcentaje del óbolo va destinado a cubrir el déficit presupuestario de la Santa Sede.
El paso del coronavirus por Italia, además de la gran cantidad de fallecidos registrados en el país, ha supuesto otra estocada a la economía vaticana, que ha reducido sus ingresos por visitas a museos, los cuales han cerrado desde el 8 de marzo y que se espera se abran en los últimos días de mayo.
“Ciertamente tenemos por delante años difíciles”, dijo el miércoles el padre Juan Antonio Guerrero, el nuevo Prefecto de la Secretaría para la Economía de la Santa Sede, al sitio oficial Vatican News.