Al son de guitarra y con gran entusiasmo, el personal médico y miembros del Ejército no quisieron desaprovechar el momento de festejar con una fiesta sorpresa el cumpleaños número 11 de Luisana, una niña que vive desde hace una semana en un albergue de aislamiento preventivo para ‘trabajadores golondrinos’ de Río Negro, Argentina.
Este sector de la población denominado “golondrino” deja su hogar y se traslada siguiendo el calendario de las cosechas. Sin embargo, la pandemia de coronavirus hizo que la pequeña junto a su familia busque refugio y reciba esta fecha especial en la Escuela Técnica del barrio Juan XXIII, que se transformó en un albergue para personas sin síntomas de la COVID-19.
Con sus ocurrencias y su dulzura, Luisana se ganó el afecto del personal de Salud Pública y del Ejército, que ayer la emocionó hasta las lágrimas con festejos sorpresa. La escuela ubicada en la avenida Ejército del Norte, entre las calles Chile y Bolivia, consta de dos plantas que fueron acondicionadas para recibir a las 195 personas que llegaron del sur, informó La Gaceta.
El coronavirus hizo que Luisana recibiera su cumpleaños en la Escuela Técnica del barrio Juan XXIII.
En la celebración también participó la ministra de Salud, Rossana Chahla, quien envió una linda torta a la homenajeada. Luis Méndez, padre de Lulú (nombre con el que comúnmente se le conoce a Luisana), es un trabajador de cosechas de manzanas y peras en Río Negro.
Alejandra, madre de la niña, trabaja en una planta de empaque de frutas. La pareja junto a su hija se mudaron hace cuatro años en busca de un mejor futuro, pero el brote del coronavirus los obligó a interrumpir sus planes y regresar debido que Luisana padece de asma crónico.
El coronavirus obligó a los Méndez a regresar debido que Luisana padece de asma crónico.
“En el lugar donde vivíamos había muchos contagiados, entonces no queríamos correr el riesgo”, confesó la mujer.
El equipo de siete militares que se encarga de cocinar a todo el contingente le quiso dar una sorpresa a la agasajada. Con el permiso de sus superiores, desplegaron una docena de regalos sobre una mesa. Luego, encendieron una bengala sobre una torta y le cantaron el cumpleaños feliz acompañados de una guitarra. La niña agradeció el gesto a los soldados, que contuvieron su emoción en silencio.
Karina Marteau, directora y coordinadora general de la escuela, ratificó que allí les brindan contención a los trabajadores repatriados que no presentan síntomas. Los alimentan y les hacen controles de temperatura diarios en doble turno.