El brote de la COVID-19 entre el personal médico de la clínica 7 del Instituto Mexicano de Seguro Social (IMSS) en Monclova encendió las alarmas. A tres semanas del suceso inicial, las autoridades sanitarias de México han anunciado una investigación sobre el tema.
El sábado 25 de abril el director del IMSS a nivel nacional, Zoe Robledo, admitió que hubo deficiencias y errores en el tratamiento de los primeros casos de coronavirus en el Hospital General número 7 de Monclova, donde fallecieron cinco médicos.
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En rueda de prensa, Robledo, señaló que su presencia en dicho nosocomio hasta la fecha “no significa que antes haya habido ausencia, porque el Seguro Social es mucho más que solo su director general”.
En esa misma línea, se defendió alegando que “se ha tenido puntual seguimiento al caso de Monclova desde el inicio”.
Las declaraciones del mandamás del IMSS se dieron en torno a su visita a la ciudad de Monclova donde se reunió con el gobernador Miguel Ángel Riquelme, en la que anunció que en marzo se inició una investigación epidemiológica sobre el brote.
Previo a la conferencia de prensa ambos funcionarios visitaron las instalaciones de la Universidad Autónoma de Coahuila, donde sostuvieron una reunión con las autoridades estatales del IMSS y con los alcaldes de la región Centro, la cita estuvo encabezada por el presidente municipal de Monclova, Alfredo Paredes López.
Tal como se mencionó líneas atrás, el 2 de abril se detectaron los primeros contagios por coronavirus entre médicos y enfermeros en la Clínica número 7. Las autoridades del nosocomio aceptaron que se trataba de un brote al interior del centro médico perteneciente al IMSS.
El origen de tal catástrofe sanitaria se encontraba en el paciente cero, es decir, el primer caso de la COVID-19 en el estado de Coahuila y en todo México que no fue diagnosticado con la enfermedad debido a que la prueba molecular llegó muy tarde.
Se trataba de un hombre de 42 años, quien se desempeñaba como conductor de tráiler. El ahora occiso ingresó el 15 de marzo por complicaciones respiratorias lo que inicialmente fue tratado como un caso de neumonía atípica.
El hombre ingresó a la sala de urgencias del hospital donde tuvo contacto con el personal médico sin ningún tipo de medida de seguridad sanitaria pese a que los síntomas coincidían con el del coronavirus. Los galenos solicitaron equipo de protección pero que este nunca llegó.
La situación empeoró y el 23 de marzo el enfermo fue aislado. Un día después el personal médico salió a protestar. Finalmente, el 27 de marzo el paciente cero murió; lamentablemente su caso fue confirmado un día antes el mismo día que Walter Reyes, un médico de urgencias, salió positivo en la prueba de descarte y cuyo deceso ocurrió el 31 de marzo.
El IMSS no dio una explicación sobre el tema y solo negaba que se haya actuado demasiado tarde.
Los casos de contagio por la COVID-19 suman 317 confirmados y 32 muertos, según el recorte del último 24 de abril.