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La capa de ozono continúa en proceso de recuperación y conciencia humana ayudaría a conseguirlo

Desde 1987, la capa de ozono se estaría cerrando de manera significativa, asegura artículo de revista británica ‘Nature’.

En tiempos de coronavirus, una noticia positiva. Un estudio publicado por la revista británica ‘Nature’ señala que la capa de ozono se ha cerrado de manera significativa desde las medidas tomadas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), allá por 1987.

El análisis de la revista precisa que la cooperación internacional que ha regulado la usanza de químicos que menguan la capa de ozono está sirviendo para normalizar la corriente de aire del sur y socavar la contaminación ambiental. Ello tras años de interrupción por parte de los seres humanos.

La corriente de aire del sur se entiende como un gran ventarrón que tiene injerencia en los patrones climáticos y las corrientes de los océanos en el hemisferio sur, sobre todo en el verano. Desde hace años, cambió de rumbo y viene afectando el camino de tormentas y de lluvias en Sudamérica, África oriental y Australia.

Capa de ozono

Según The Guardian, está demostrado que este desvío es gracias a la mengua de la capa de ozono por usar químicos artificiales utilizados en heladerías, aerosoles, entre otros procesos industriales.

La eliminación gradual de estos productos se empezó dar desde 1987, con la firma del Protocolo de Montreal de la ONU. Según el artículo, dicha medida ha permitido frenar el movimiento de la corriente de aire del sur, de manera que la capa de ozono comenzó a cerrarse. Un botón de ejemplo es que, en septiembre del 2019, satélites revelaron que el agujero de la capa de ozono se había reducido en 16.4 millones de kilómetros cuadrados.

¿Cómo repercute en cada región?

En la Patagonia argentina y chilena, por ejemplo, se espera que haya más lluvias y se disminuya la luz ultravioleta que daña. En Uruguay, Paraguay y el sur de Brasil, por otro lado, se esperan más lluvias que podría afectar la producción agrícola en zonas desérticas.

Por su lado, en Australia se augura algo positivo: menos sequía, pues la reducción de la capa de ozono regresará las lluvias al continente.