La rápida propagación del coronavirus ha ocasionado que miles de iglesias y templos en todo el mundo cierren sus puertas para evitar concentraciones de personas y que el virus continúe en expansión.
La suspensión de estos servicios religiosos se produce en momentos en que los católicos y los que profesan otras creencias buscan la protección divina a través de arenas curativas, agua sagrada o plegarias a un santo.
Orlando Márquez y su familia solían realizar un peregrinaje al santuario de Chimayó, un sitio sagrado al norte de Nuevo México conocido como el ‘Lourdes de América’.
La propagación del coronavirus ha causado que miles de iglesias cierren sus puertas para evitar la expansión de la pandemia.
Orlando esperaba pedirle a sus santos que protegiese a su familia del COVID-19, pero Chimayó es uno de los lugares que ha cerrado sus accesos por temor a la pandemia, privando a los peregrinos de la oportunidad de ofrecer plegarias, que para muchos son su última esperanza.
“Quería rezar, reflexionar”, lamentó Márquez, quien pensaba hacer el peregrinaje de casi 21 kilómetros con su padre, un sargento retirado de la Fuerza Aérea de 83 años. “Perdí a mi madre hace dos años y medio, por eso esto era importante. Es duro, pero lo comprendo”.
Allen Sánchez, director ejecutivo de la Conferencia de Obispos Católicos de Nuevo México, sostuvo que estos lugares son sacramentales y ayudan a los católicos con su fe. “Pero el coronavirus ha cambiado la forma en que pensamos”, comentó a Infobae.
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Hay quienes creen que la gente lo pensará dos veces antes de ir a sitios donde hay concentraciones de personas y que en cambio pondrá sus plegarias en la internet.
Fe y religión a distancia frente a la pandemia del coronavirus
Sánchez apuntó que la responsabilidad de todo católico hoy es protegerse y proteger a los demás encerrándose. “El sitio más sagrado no es Chimayó en estos momentos. Es tu casa”, expresó.