Por: Ernesto Carrasco. Con información de France Press, EFE, Bloomberg y NYT
En los últimos años, América Latina se desplaza en el efecto ideológico pendular: entre izquierdas y derechas, y los discursos populistas y neoliberales, que hablan de cambios y el estado de bienestar. Los resultados, sin embargo, hasta ahora son casi similares: corrupción de las autoridades, desigualdad, pobreza, carencia en el acceso de servicios básicos y la seguridad ciudadana, cada vez peor, entre otros temas. En los últimos tiempos, la calle ha sido el escenario en donde el descontento de la ciudadanía ha escalado enardecida contra la infraestructura que representa al establishment del Estado y del gobierno de turno.
Un artículo del New York Times a pocos meses de concluir el 2018 pronosticaba que América latina vive en un pesimismo democrático, pero que igual es conocida como la tierra de la resiliencia democrática.
“Las malas noticias parecen multiplicarse: el colapso de toda semblanza de democracia en Venezuela y Nicaragua, el ascenso de un candidato fascistoide en Brasil, la interminable carnicería desatada por el crimen organizado en México, la larga lista de expresidentes latinoamericanos procesados, prófugos o presos por casos de corrupción. No por casualidad, según cifras de Latinobarómetro, el apoyo a la democracia en la región ha perdido ocho puntos en menos de diez años: de 61 por ciento en 2010 a 53 por ciento en 2017. Al mismo tiempo, la proporción de quienes se declaran indiferentes entre un régimen democrático y uno no democrático ha subido nueve puntos en el mismo periodo: ahora es una cuarta parte de la población. Es tiempo de prender luces de alarma, pero también de combatir el catastrofismo retórico prevaleciente, que alberga peligros reales” reporta el seminario estadounidense.
América Latina y el Caribe corren el riesgo de sufrir mayores crisis sociales e inestabilidad política por la desigualdad que arrastra, reflejada en la convulsión desatada por protestas sociales en la región, advierte el Informe de Desarrollo Humano de la ONU, divulgado en los primeros días de este mes.
La desigualdad “es uno de los problemas estructurales más importantes de Latinoamérica, sin duda, y cuando interactúa con otros elementos se vuelve uno de los factores de desestabilización”, dijo Luis Felipe López-Calva, director para América Latina y el Caribe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Según el informe, millones de personas han salido de la pobreza en la última década en Latinoamérica, pero al mismo tiempo es la segunda región más desigual del mundo, detrás de África Subsahariana.
Para el PNUD, Latinoamérica tiene la oportunidad de revertir la situación si es que las dirigencias políticas hacen coincidir sus idearios, planes de gobierno y las necesidades de las naciones. Es decir con políticas fiscales que generen mayores ingresos para inversión y políticas públicas para ampliar el acceso a la educación, salud, pensiones, nuevas tecnologías y empleo.
Pero "es evidente que la clase media paga más de lo que recibe en servicios sociales", sostiene el documento.
También se necesita implementar políticas contra el cambio climático y la discriminación por género o pertenencia a grupos vulnerables como los indígenas.
Durante estas olas populistas, muchas naciones latinoamericanas eligieron presidentes que respetaban las leyes, ya fueran de derecha o de izquierda, o derrotaron en las urnas a presidentes iliberales (democracia parcial, de baja intensidad, híbrida), comenta en su informe en el NYT, Javier Corrales, profesor de Ciencias Políticas en Amherst College.
Para la investigadora Cynthia McClintock el hecho de que un 75 por ciento de los países de América Latina hayan adoptado la segunda vuelta les permite formar coaliciones electorales menos extremas y además apuntala la democracia. Además , entre otros factores que la refuerzan tenemos:
Los límites presidenciales, las autonomías de los tribunales (detienen medidas autoritarias), la resistencia de grupo feministas, indígenas y ambientalistas, los organismos de control ciudadano como los observatorios y también la presencia de las mujeres, cada vez en aumento, en los Congresos. Esto último gracias a los sistemas de cuotas electorales de género, según los expertos, la presencia femenina en la política es importante para hacer frente al machismo, paso previo para el autoritarismo.
En un artículo de Bloomberg (12 /12/2019), John Quigley titula que Perú es una isla de calma inquieta en la región. Sostiene "que parece una isla de calma en el mar de disturbios que arrasa América del Sur. Pero la ira de los agricultores en la región sur de Arequipa muestra que el país no es inmune al tipo de malestar más allá de sus fronteras, y que el presidente Martín Vizcarra tiene la llave.
Vizcarra está participando en un experimento de alto riesgo para aprovechar la indignación pública por la corrupción desenfrenada y hacer estallar el establecimiento, mientras trata de mantener en marcha la economía dependiente de la minería de Perú. Su decisión de despedir al Congreso controlado por la oposición este otoño le ha ganado aliados y ha envalentonado a sus detractores en un momento en que las protestas han sacudido a los vecinos Bolivia y Chile hacia el este y el sur, y Ecuador y Colombia en el norte".
Hay que tener en cuenta que, “algunas naciones latinoamericanas han tomado en serio un principio muy liberal: en una democracia, el ganador no debería ganar tanto y el perdedor no debería perder tanto”.
De acuerdo con los intereses económicos-comerciales hay diferentes grupos en los que se han integrado los países latinoamericanos para aplicar estrategias de negociación y lograr sus objetivos de país ante las naciones que los han elegido.
Entre otros, el Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Alianza del Pacífico, y en los que está el Perú, buscan el desarrollo común de todos sus integrantes.
En el campo de la estrategia geopolítica, a la sombra de las ideologías están el Grupo de Puebla, que nuclea a líderes progresistas de Iberoamérica y el Grupo de Lima, una iniciativa de gobernantes neoliberales de la región con fuerte posicionamiento de condena al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela. Desde estas posiciones los líderes intentan influir continentalmente en un mundo cada vez más global.
Mapa Ideológico de América Latina. Comparación entre 2016 y 2019