AFP Y EFE
Medios chilenos reportaron, al caer la tarde de ayer, que un grupo de encapuchados ingresó violentamente e incendió la sede de la universidad Pedro de Valdivia en la zona de Vicuña Mackena. Hasta el cierre de esta edición, 18 unidades de bomberos atendían la emergencia, sin resultados positivos.
El diario El Mercurio de Chile informó que “el recinto afectado es un edificio patrimonial donde se encuentra el decanato de la universidad, además de las facultades de Medicina Veterinaria, de Ciencias de la Salud y de Odontología”.
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A tres semanas de manifestaciones pacíficas y disturbios muy violentos, gran parte de la ciudadanía, en Chile, sigue pidiendo correcciones a las desigualdades, una crisis que se alarga sin que sus autoridades den con la fórmula para bajar la tensión.
De manera paralela a algunos hechos violentos, decenas de miles de manifestantes asistían este viernes a la llamada tercera marcha más grande de Chile, en la céntrica Plaza Italia de Santiago, que a tres semanas de un estallido sin precedentes rebautizaron con un enorme lienzo “Plaza de la Dignidad”.
Otra marea de manifestantes, en su mayoría jóvenes, desfiló frente al palacio de la presidencia La Moneda, entonando lemas contra el mandatario Sebastián Piñera, reclamando su renuncia e insultando a los policías que resguardaban el edificio.
“Vine para derribar mitos de que estas son protestas violentas”, dijo Cristian, un estudiante de 27 años que asistió a la convocatoria de esta gran marcha por redes sociales tras escuchar el último mensaje del presidente, donde anunció nuevas medidas de seguridad, en un intento por solventar esta crisis como un tema de desorden público.
“El último mensaje de Piñera de ayer fue una abierta provocación, no entiende nada”, agregó. La ciudadanía, pese a los anuncios presidenciales, siente que su pedido no es atendido como se debe.
La ONU denunció este viernes que el uso arbitrario e indiscriminado de balines y perdigones para contener las protestas en Chile constituye una violación “grave” de los derechos humanos y pidió a las fuerzas de seguridad del país que dejen de usar esos proyectiles de manera “inmediata”.
El estallido social que vive Chile desde el pasado 18 de octubre, el más grave desde la caída de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), ha provocado centenares de heridos y detenidos y se ha cobrado la vida hasta el momento de 20 personas, de las cuales seis son ciudadanos extranjeros.
Las últimas protestas se han tornado violentas y han terminado en saqueos.