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“Me pagué los estudios prostituyéndome”: la oscura alternativa en la vida universitaria

De acuerdo con un sondeo entre 3 000 estudiantes de Reino Unido, uno de cada 25 ha realizado trabajos de tipo sexual a cambio de favores o regalos.

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El 79% de estudiantes universitarios en Reino Unido se preocupan por sobrevivir. Foto: referencial.

La financiación para llevar una carrera universitaria es una de las mayores preocupaciones. En Reino Unido, el costo de vida de un estudiante se sitúa en $1 040 mensuales, en promedio.

En dicho país, la mayoría de universitarios son independientes y deben buscar la manera de solventar sus gastos. Esta situación obliga a muchos a optar por ‘dinero urgente’, como realizar un trabajo de tipo sexual.

Una encuesta realizada por Save the Student y la Encuesta Nacional de Dinero Estudiantil reveló que el 4% de los estudiantes de nivel superior han incursionado en este oficio, según información recabada por la BBC.

“Echando la vista atrás, lo lamento. Pero si estuviera en la misma situación otra vez, posiblemente haría lo mismo”, confiesa un joven que optó por agendar citas con hombres a cambio de dinero.

La experiencia que él vivió durante su etapa universitaria fue bastante difícil. El dinero no le alcanzaba ni para comprar leche y hasta tuvo que robar de la residencia estudiantil para conseguir qué comer.

Muchos estudiantes pasan por apuros durante su etapa universitaria.

De pronto se le presentó una alternativa bastante ‘tentadora’. Le pagarían entre $25 y $150 dólares por ir con hombres mayores, y aceptó.

Sin embargo, no duró mucho, ya que sus padres lo descubrieron y le pusieron un alto a todo. El joven, que prefiere no ser identificado, dice que nadie jamás supo de ese trabajo, ni siquiera su novia.

“Siempre estuvo en mi radar, ya que era una manera fácil de ganar dinero en momentos difíciles. Solo lo hacía cuando realmente lo necesitaba”, explica.

Ahora él tiene un trabajo estable y ya no piensa recurrir a ‘salidas’ similares.

Fetichismo

Otra exalumna, que también prefiere el anonimato, contó que su época de estudiante fue la más austera de toda su vida. Para empezar, el alquiler que debía pagar era tan alto que solo tenía para “comprar una pizza congelada”, recuerda.

Buscó alternativas para ganar dinero extra en redes sociales y encontró un trabajo algo extraño. Podía vender fotos de sus pies para un sitio web de fetichismo. Le pagaban aproximadamente $130 a la semana por hacer esto.

A diferencia del primer testimonio, el padre de ella y hasta su novio sabían de su trabajo.

“No lo lamento porque conseguí una manera de hacer dinero para comer”, señala. No obstante, asegura que fue un horror estar en la universidad, ya que la “llevó a hacer este tipo de trabajo”. “Siempre sentiré amargura por eso”, agrega.