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“Abusaban de mi hermano discapacitado”: desgarrador testimonio de una víctima de la Iglesia católica

Alrededor de 170 000 niños fueron internados en escuelas de refugio en Irlanda entre 1936 y 1970. Un posterior reporte informó sobre los abusos físicos y sexuales que monjas, sacerdotes y otros laicos cometieron contra los menores.

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William Gorry pide justicia de las víctimas de la Iglesia católica en Irlanda.

Entre 1936 y 1970 se establecieron en Irlanda escuelas industriales de la Iglesia católica para cuidar a niños huérfanos o descuidados. William Gorry y su hermano Thomas, de 10 y 6 años respectivamente, fueron a parar a uno de esos recintos tras ser abandonados por su madre.

Su destino fue el Monte Carmelo, en Moate, que estaba regido por las hermanas de la Piedad Católica. Creyeron que iban a vivir mejor, pero lo que les esperaba eran días y años de tortura, maltrato y abusos sexuales.

A través de un reportaje realizado por la BBC, William cuenta que su discapacidad y la de su hermano no fueron nunca motivo de piedad. Al contrario, las hermanas se burlaban de ellos, los humillaban y los golpeaban.

Él padece una severa deficiencia visual, mientras que su hermano sufría de osteogénesis imperfecta (debilidad en los huesos). Actualmente es una de las víctimas que ha logrado sobrevivir al calvario y al horror de las escuelas industriales católicas de Irlanda. Este es su desgarrador testimonio.

William entró a la escuela industrial cuando tenía 10 años. Foto: BBC

Sin sentido de vida

William recuerda las innumerables veces en que lo abofetearon, le dijeron que era un inútil, un ciego sin esperanza y que nadie lo amaría jamás.

“Me pegaron en la cara, en la espalda, me arrancaron el pelo, me pusieron un palo de madera en las manos y en la parte trasera y me mantuvieron así durante muchas horas. También estuve encerrado en una prensa caliente en la oscuridad durante horas”, cuenta a Offaly Express.

Debido a la brutalidad con la que era tratado, intentó huir una vez, pero fue encontrado y traído de vuelta. Lo llevaron con una de las monjas, quien lo derivó con el ‘señor Kevin’. En su oficina lo golpearon y William terminó con la nariz sangrando y llorando. Sin embargo, lejos de conmoverse por sus lágrimas, el que llorara provocaba más golpes.

Preso de las injusticias y del horror que vivía día con día, William no creyó soportar más y decidió acabar con su vida. Se subió al techo del recinto en varias ocasiones y saltó con la esperanza de “escapar de todo para siempre”.

“Pero solo me lastimé la cabeza y terminé siendo puesto en el cobertizo del perro durante horas con la puerta cerrada como castigo”, cuenta.

Abusos sexuales

El primer abuso sexual que sufrió William fue en una Navidad. Una de las monjas le pidió que subiera a la habitación de uno de los laicos para que lo ayudara con la decoración. Ahí se quedó encerrado con el hombre y no pudo decir nada porque su discapacidad visual no le permitía percatarse de las cosas que sucedían a su alrededor.

170 000 niños fueron enviados a las escuelas industriales en Irlanda.

“Sentando en la cama me dijo que tomaramos agua y dejó que la bebida se derramara sobre mí. Dijo: ‘lo siento, te quito la ropa y te lavaré’”, detalla la víctima.

El laico luego empezó a tocarlo de manera inapropiada y finalmente lo masturbó. Y para asegurarse de que no dijera nada, lo amenazó.

La segunda vez que lo violaron fue durante un curso de primeros auxilios dirigido por clérigos. William señala que se hicieron comunes esas situaciones.

“Siempre pasaba cuando estaba solo. Una vez me caí, se me rasgaron los pantalones y me los quitaron”, dice. Esta vez su abusador había sido un sacerdote.

El martirio de William fue mucho más lejos. Vio cómo violaron también de su hermano menor. Incluso, cuenta que otros dos niños mayores que él lo ultrajaron.

Traumas y muerte

William fue abusado sexualmente por diferentes miembros del personal de la escuela industrial, al igual que su hermano. Recuerda que los traumas que padeció fueron muy profundos, tanto que temía que cualquiera pudiera lastimarlo.

Thomas, el hermano de William, fue abusado cuando apenas tenía 6 años. Foto: BBC

En una ocasión, luego de haber sido ultrajado, amaneció muy enfermo y no podía ni comer. Su temperatura estaba alta y sentía que moriría, explica. Los laicos llamaron a un médico para que lo revisara y este le dijo que se quitara la ropa porque estaba sudando mucho.

“Me arrancó el pijama y grité pensando que se avecinaba otro abuso”, afirma William.

Sin embargo, realmente quería ayudarlo y le puso una inyección para bajarle la fiebre. El médico lo consoló y también regañó al personal por dejarlo tanto tiempo en ese estado.

Un tiempo después, en 2007, las hermanas le ofrecieron a él y a Thomas ser parte de una peregrinación a Francia. No aceptó, pero Thomas sí. A su regreso, llegó solo su cadáver y nadie le dijo cómo murió.

William calcula que el número de víctimas vivas de la Iglesia católica en Irlanda es alrededor de 12 125 personas. Actualmente se encarga de brindar apoyo a otros hombres con sus testimonios.