¿Quién no recuerda a la dulce Teresa de la telenovela “Natacha”? Posiblemente, quienes tengan menos de 30 años nunca han podido verla, pero Danae Sacovértiz ha dado su vida por la actuación. Aunque en los últimos 20 años se ha dedicado completamente a su familia y a la docencia, esta destacada actriz no duda en estar atenta a las nuevas producciones (tanto en cine como en televisión) que se hacen en nuestro país. Su legado perdura, ya que sus dos hijos (Ian y Ciane) han decidido apostar por la interpretación y el canto, respectivamente.
La República tuvo un encuentro con esta recordada artista, que no descarta volver a las pantallas si es que la oportunidad se diera. No le falta razón, pues su vocación comenzó a los 7 años y a los 15 empezó a aparecer en series de Panamericana Televisión.
—¿Tu interés en la actuación nació por tu madre?
—Mi mamá era bailarina y actriz, y ella comenzó a trabajar en el teatro y me involucró en ese ambiente. En un principio hacía ballet, me tenía detrás del escenario en una canastita cuando estaba recién nacida. Desde los 7 años hice teatro, después tuve mi propio grupo de teatro para niños, era mi día a día.
—Comenzaste a actuar en TV en las telenovelas de Francisco Lombardi, ¿cierto?
—En una de esas novelas hice de un personaje español, estuve también unos capítulos en Carmín. Pero en realidad comencé en Gamboa, cuando tenía 18 años, y necesitaban una mujer policía, y ahí hice mis pininos con Antonio Arrué. Agarré luego un poco más de cancha, cuando entré como animadora en Canal 7, en el programa “Ómnibus” con Carlos Victoria, pero tenías que tener nervios de acero porque se iba la luz, se iba el agua, y uno tenía que aprender a improvisar. También hice comedia, con “Los gusanosaurios” con Hugo Salazar, y de ahí entré a Proa (de Francisco Lombardi) con producciones como “Kiattary”.
—¿Crees que “Natacha” ha sido una escuela de actuación para ti?
—Sí, me dieron un personaje muy distinto a mí. Yo era supereléctrica, y mi personaje (Teresa), era superbueno, muy pacífico, muy ‘peace and love’. Por momentos se me salía el ‘yo’, pero nunca se me escapó el papel. Tuvimos año y medio grabando la novela, y todos me recuerdan como la buenita, la generosa, era una chica sana hasta cuando hacía aeróbicos. Pero mi personaje era muy de mente abierta para la época, incluso llegó a enamorarse de quien no debía, era lo contrario al personaje de mi mamá (interpretado por Etty Elkin).
—¿Sientes que algunos diálogos de dicha producción podrían ya no ir hoy en día?
—Son diálogos antiguos, los chicos de ahora ya no hablan como en esa época (1990), el humor es diferente, la forma de expresarse es distinta, las relaciones han cambiado, si te enamoras de un moreno o un chino, no hay problema (como lo había hace 30 años). La crianza y los prejuicios eran bien limitados, la telenovela habla mucho de los prejuicios.
—¿Presentaste un programa para bebés?
—Si, yo estaba muy sensible luego de mi primer embarazo, las mamás primerizas somos unas paranoicas. Me preguntaba cuántas mamás pasaban lo que yo pasé. Y me gustaba la idea de dar un programa con las pautas que yo debía tener con un especialista a cargo. Yo no soy productora, así que tuve que aprender mucho de ello.
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—Volviendo a “Natacha”, ¿cómo sientes que una producción pudo ser tan exitosa en un momento tan complicado para el país?
—El humor que tenía la novela hacía olvidar los problemas, las situaciones, los personajes, que eran muy queridos por la gente, se identificaban hasta con los villanos (Antonio Arrué e Hilda Abrahamz), todos los televidentes se identificaban con algún personaje. Y el favorito era el de Leonardo Torres Vilar, por su personaje mordaz, pícaro e indolente (Carlitos, cuñado de Natacha). Él fue la estrella de la novela, él definió la historia. Es muy talentoso, digno hijo de su madre (Lola Vilar).
—¿Por qué te alejaste de la actuación?
—Cuando estaba haciendo “Natacha”, yo ya hacía otras cosas, hacía teatro para niños, incluso fui madrina de un colegio de educación especial. Pero cuando uno tiene mucho trabajo, pierdes amistades, pierdes parejas, es una profesión un poco egoísta con los seres queridos. Cuando tienes un hijo te cambia todo, yo extrañaba tener a mi mamá cerca, porque ella tenía muchos estrenos de teatro y actuaba con Regina Alcóver, yo despertaba y no la veía en casa. Yo decidí que, cuando tuviera mi primer hijo, iba a dedicarme a él, ya pasaron 20 años y he sacrificado parte de mi vida, pero valió la pena.
—¿Cuál fue tu rol en la película “Goodbye Pachakutek”?
—En esta producción de 2004 también actué con Antonio Arrué, fue bien dura y tosca, de una realidad fea como lo es el tráfico de órganos de niños por parte de personas que, supuestamente, adoptan. Estaba también Mónica Cabrejos, que tenía el papel de una prostituta, y yo hice un papel de traficante de órganos, y me asusté de lo mala que yo podría ser. Al final, los malos de la historia tuvimos que huir de Ventanilla, en medio del frío y del terral, ahí hemos dormido y acampado.
—Aparte de “Kiattary” y “Natacha”, ¿en qué otras producciones u obras has participado?
—Participé en “Luz María”, en papeles más pequeños, y ya estaba trabajando en un colegio de Pachacámac, y la actuación a finales de los 90 se volvió más un hobby para mí que una profesión. Soy profesora de teatro de ese mismo colegio.
—¿A qué te dedicas ahora? Sabemos que te dedicas a la espiritualidad, al reiki, que eres dishka giver.
—Necesitaba llenar vacíos, yo estudié para ser actriz y dedicarme a profesora no era mi meta. Soy profesora de acuaeróbicos, son terapias en agua pre y posoperatorias, y en el agua hago meditaciones, he sido bastante nadadora de chica. Hice también trabajo de coaching, a través de la respiración y la meditación, con ofrendas a la tierra. He llegado a hacer otras cosas que se apartaban de la actuación.
—¿Has visto últimamente televisión o producciones peruanas?
—Justamente he visto algunos capítulos de “Junta de vecinos”, me parecen muy simpáticos, hay bastante gente joven y con bastante talento. El humor es distinto, pero es desenfadado, me gusta la temática de los programas de este tipo. No es mi estilo de actuación, pero lo aprecio. Últimamente, he estado haciendo doblajes para películas y descubrí que me encanta.
—¿Qué sientes que le falta a las ficciones peruanas?
—Ha faltado realismo y naturalidad, hay gente joven, pero algunos no interiorizan sus papeles y no te hacen sentir que es real, como lo son “La casa de papel”, y tienen éxito porque son actuaciones supernaturales. Sin embargo, el cine ha despegado bastante en el Perú, pues antes estaba de capa caída, me gustó mucho “Un mundo para Julius”.
Ciane Siveiro es cantautora y participó en La Voz, mientras que Ian Siveiro es actor y estudia publicidad. Ambos son hijos de Danae Sacovértiz. Foto: composición Gerson Cardoso/LR/Facebook Danae Sacovertiz.
—Tu hijo, Ian, actuó ahí.
Sí, hizo del hermano de Julius y hoy estudia Publicidad. He visto cosas increíbles en el cine, está mejorando muchísimo, pero se tiene que invertir más, más apoyo económico. También tengo una hija cantante, Ciané Siverio, que participó en “La voz Perú”.
—Vaya. Tus hijos heredaron tu vena artística.
—Sí, ella es cantautora, está despegando su carrera, hizo la canción de “Farfán: el 10 de la calle”, da coach vocal para jóvenes y, bueno, si la sigues verás que algo habrá heredado de su madre (risas).
—¿Crees que los chicos reality pueden asumir papeles en series?
—La actuación conlleva muchas cosas, entre ellas técnica. Mantener un personaje no es fácil, pero, si te toma imitar a una persona las 24 horas, tienes que aplicar técnicas de voz, de cuerpo. Si tienes que transformarte, necesitas estudiar y aprender. Hay gente que tiene talento innato, pero en general uno necesita estudiar.
—¿Con qué actores mantienes contacto?
—Con Antonio Arrúe, con Toño Vega, pero con quien más converso es con Norka Ramírez, y hoy vemos que mis novelas las repiten hasta 10 veces y, muchas veces, no nos han pagado por esas repeticiones. Lo bueno es que la gente todavía nos recuerda y se ríe de nuestros chistes desactualizados. Yo ya estoy pensando en retomar la carrera, y si se da la oportunidad (de volver a actuar en televisión), no me caería mal, para eso estudié y no tendría ningún inconveniente en volver a empezar. Tengo todavía un camino largo por recorrer, quisiera volver a mis inicios.
—¿Qué consejo le darías a aquellas personas que desean dedicarse a la actuación?
Que estudien, que tengan un poco de técnica porque les va a ayudar, es como tener una herramienta para crear, que lean mucho, que se actualicen con nuevas técnicas y que la vivan, y que mantengan su vida privada, eso sería lo ideal.