“La vida te da sorpresas, como volver al cine”, nos dice contenta Elena Romero sobre su retorno a la pantalla grande en Reinas sin corona, una cinta de Gino Tassara que ella señala “todos deberíamos verla”.
Este 2023, además de marcar su regreso al cine y estudiar dos importantes ofertas (una de ellas para cantar y animar), representa la celebración de los 40 años de Maruja en el infierno, el filme de Pancho Lombardi que marcó su debut como actriz y a cuyo casting acudió sin expectativas, allá por el año 1983.
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“Yo buscaba chamba como extra para ganarme un sencillo. Fui sin temor ni expectativa. Me dijeron que regrese y seguía sin expectativa, o sea parece mentira, pero cuando no tienes expectativas eres muy natural y haces todo como un juego. Cuando me dieron el personaje, reaccioné muy tranquila, no exploté. Francisco Lombardi me dijo: ‘No te alegras’. Le dije ‘sí’. Pero no me la creía. Porque para mí el protagonista era como alguien de Hollywood y no me veía a mí misma”, cuenta.
Romero señala que para ese entonces ella consumía mucho cine europeo.
“Y aunque nunca me había puesto delante de una cámara, creo que intuitivamente uno aprende cuando ve. Y creo que Lombardi captó ciertas cosas y supo guiarme muy bien, y después yo me sentía en armonía con ese personaje. Lo entendía. Esa sensación de Maruja de estar flotando, no sentirse en ningún sitio, yo me sentía un poco así. Nací acá y me fui a España y volví a los 12 años, y era como la sensación de que no eres ni de aquí ni de allá. Y creo que ese era un rasgo del personaje, vivía en ese mundo como una flor dentro del pantano todo oscuro, inocentona pero no tonta”.
—Al inicio de la película, uno de los personajes dice: Lima está llena de locos. ¿Qué tan vigente sigue siendo esa frase?
—Sí, ahora el mundo está peor porque es de locos lo que vivimos.
—¿Qué cosas crees que han cambiado?
—La informalidad está al tope, la explotación de alguna manera también. Sí, han cambiado cosas, pero hay otras que tenemos que cambiar, que tenemos que mejorar .
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—Maruja... es atemporal.
—Sí, claro que sí. Me parece un guion muy bueno, al igual que la dirección, y no sé, tiene cosas que se podrían ver hoy, que es lo que apena. Es una película heroica, porque cuando la hicimos no se podían ver ni tus escenas en la cámara, era otro sistema. Y no sabías cómo habían quedado. Era el ojo del director, del director de fotografía y ya. Te imaginas el miedo, el estrés, pero ahí descubrí, mejor dicho, confirmé mi pasión por la actuación.
—¿Y cuál será tu personaje en Reinas sin corona?
—Es la vecina que presencia las cosas... no puedo decir más. La película a mí me parece muy necesaria, es una herida abierta y tenemos que sanar y una de las formas para sanar es hablar y hacerlo visible, que no se normalice el maltrato hacia la mujer. Gino (el director) es una persona perfeccionista, un supertrabajador que lleva sus proyectos con minuciosidad. Estoy muy contenta de haberlo conocido.