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Espectáculos

Tania Libertad: “Vengo de una generación en la que se cantaba poesía pura”

La intérprete peruana habla sobre la música urbana, la partida de su amigo Pablo Milanés y sus 60 años de vida artística. Se presenta este 10 junto a Los Kjarkas en el Westin.

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Tania Libertad es como un torbellino. A sus 70 años sigue produciendo música para las plataformas con una energía sorprendente. Para la intérprete, que este 10 de diciembre participará como invitada en el concierto de aniversario de Los Kjarkas (Hotel Westin), la nueva forma de hacer música es un reto que asume de manera activa.

“Siempre he sido muy propositiva, no soy de las que se quedan en el molde de lo convencional, siempre busco hacer fusiones y me gusta hacer trabajo dentro del estudio de grabación. Mi hijo me hace ingeniería de audio y me la paso grabando y experimentando. Soy muy inquieta en ese sentido”, nos dice al teléfono desde México donde radica hace 42 años.

—Entonces, te llevas bien con los cambios.

—Muy bien. Ahora ya no tengo disquera sino ‘agregadora’ que sube mis canciones a las plataformas, pero luego yo misma hago mis videítos promocionales. He ido a la par con la tecnología, me encanta estar al día con eso. También atiendo mis redes aunque he tenido que dejar de intercambiar mensajes por inbox con la gente, porque o contestaba los mensajes o me ponía a trabajar.

—Hablando de cambios, ¿te gusta la música urbana tan de moda en este tiempo?

—Creo que hay espacio para todos, así como soy una adoradora y difusora de la libertad de expresión, tengo que respetar lo que hagan los demás. Tengo un poco de conflicto con las letras demasiado explícitas porque lamentablemente, a veces, todo eso es escuchado por un público muy joven: niños y adolescentes, que de pronto se ven un poco violentados.

—Demasiada misoginia...

—Claro y con eso tengo un poco de reserva porque además provengo de una generación en la que se cantaba poesía pura. Yo sigo interpretando a autores como Chabuca Granda, Alicia Maguiña, Benedetti y muchos poetas que tenían un manejo del lenguaje muy lindo y choca un poquito. Con el ritmo no tengo ningún problema, me gusta y pienso que se puede usar para dar otro tipo de mensajes porque de pronto escuchas y te preguntas ¿en qué idioma está cantando ese joven o esa señorita? Porque no dicen las palabras completas y todo lo terminan con ‘mami’.

—Hace unos días partió uno de los poetas de la música, Pablo Milanés. ¿Qué recuerdos tienes de él?

—Yo lo conocí en el año 76 cuando fuimos a cantar a Cuba. Con Pablo grabé dúos para varios discos, incluso en el videoclip que hicimos de ‘El primer amor’, al final aparece una niña: Haydeé Milanés, su hija. Yo era como la madrina de ella porque Pablo la traía chiquita, se iba a sus cosas y me la dejaba. Y yo la llevaba a pasear, a comprar helados, al parque… A ese nivel era mi amistad con él. La última vez que cantamos juntos fue en pandemia en un streaming que organicé en México a comienzos del 2020 y al que invité a varios amigos: Serrat, Nacha Guevara, Daniela Romo y a él. Les pedí que me mandaran un video, que cantaran algo y les hice dúo. Así pude hablar con Pablo, incluso me dejó un saludo muy lindo, él ya estaba viviendo en Madrid y fue la última vez que hablamos. Supe que estaba mal de salud, pero pensé que la iba a librar. Pablo no solo era un gran compositor, sino un gran intérprete de las voces más bellas que existen. Era hermoso cantar con él.

—¿Qué sentimientos tienes al cumplir 60 años de vida artística?

—Lo único que me preocupa es que la gente piense que uno está hecha una anciana (risas). Pero no. La verdad es que tengo las energías como para un buen rato, pero uno se va volviendo más selectiva. Lo que quiero hacer es menos conciertos, pero mejor hechos. Estoy preparando varios discos, no sé cuándo me vaya a retirar, ni siquiera sé si vaya a hacer una gira de retiro. Tampoco quiero estar en un escenario hasta que me muera, no va por ahí. De repente, el próximo año vuelva a cantar con Eva Ayllón y hagamos algo en Trujillo y Arequipa…

—Y Chiclayo, tu tierra.

Yo espero que los chiclayanos me hagan un espacio porque solo recibo condecoraciones, pero no me llevan a cantar. De paso, como un cebiche de guitarra, un chinguirito y un chirimpico.