Redacción
El próximo 9 de octubre, John Lennon hubiera cumplido 80 años de edad. Hace 40 años, cuatro balas –el 8 de diciembre de 1980–, disparadas por un enfebrecido admirador, truncaron su vida. Su asesino, Mark Chapman, desde entonces está en prisión y cada año solicita libertad condicional, pero cada año también se la deniegan.
Semanas atrás, en la undécima audiencia de petición de libertad, además de arrepentirse como lo ha hecho en ocasiones anteriores, esta vez confesó las motivaciones para dispararle a la estrella de los Beatles.
“No tengo excusa. Esto fue por gloria personal. Creo que es el peor crimen que puede haber en contra de alguien que es inocente”, dijo en audiencia según la crónica del BBC.
Mark Chapman, nacido en Fort Worth, Texas, tenía 25 años cuando cumplió su deseo de fama. Actualmente tiene 65 y está recluido en el Centro Penitenciario de Wende, al este de Buffalo.
“Era extremadamente famoso –agregó–. No lo maté por su personalidad o la clase de hombre que era. Era un hombre de familia. Era un ícono. Era alguien que hablaba de cosas de las que ahora podemos hablar y eso es excelente”.
“Lo asesiné (...) porque era muy, muy, muy famoso y esa es la única razón y yo estaba muy, muy, muy, (concentrado) buscando la gloria personal, (fue) muy egoísta”.
“Quiero agregar eso y enfatizarlo mucho. Fue un acto extremadamente egoísta. Lamento el dolor que le causé a ella (Ono). Pienso en ello todo el tiempo”, añadió Chapman.
Asimismo, dijo que si lo dejan allí, en prisión, para toda la vida, no tendría ninguna queja.
Pero hay más, admitió que merecía la pena de muerte.
“Cuando conscientemente tramas el asesinato de alguien y sabes que está mal y lo haces por ti mismo, eso es una pena de muerte, en mi opinión”, arguyó.
Chapman se presentó a la audiencia con el libro de J.D. Salinger Catcher in the rye (El guardián entre el centeno o El cazador oculto, según las traducciones) y comentó que se identificaba con el aislamiento y soledad del personaje.
Quien está presente todos los años en las audiencias para bloquear la libertad condicional de Chapman es Yoko Ono, pues teme que el asesino salga libre y se atreva con ella o con su hijo Sean.
Pero la junta de jueces este año le negó esa posibilidad porque considera que “sería incompatible con el bienestar de la sociedad”.
En el día de su asesinato, en horas de la mañana, John Lennon y Yoko Ono recibieron a la fotógrafa Annie Leibovitz de la revista Rolling Stone, de cuya sesión es la famosa foto en la que el músico aparece desnudo sobre su mujer.
Después la pareja fue a una entrevista radial y, al concluir, regresaron a su casa.
A las 5 p. m. volvieron a la calle para terminar una mezcla musical en Record Plant Studio. Al salir de su edificio, se encuentran con un joven que tiene entre manos el disco Double Fantasy y le pide a Lennon que se le autografíe, quien, por supuesto, le firma.
El trabajo de la mezcla demoró más de lo pensado. Al concluir, salieron del estudio para dirigirse a su casa y cenar con su hijo Sean. Al llegar a la esquina de su edificio, a las 10:50 p. m., Lennon pide al chofer que detenga el auto porque había admiradores a quienes saludó y les firmó autógrafos.
En un momento, desde las sombras de los arcos, alguien lo llamó: “Mr. Lennon...”.
Dio la vuelta para atender el llamado y recibió cuatro balazos en el pecho.
Quien jaló el gatillo era el muchacho al que en horas tempranas le había firmado el disco Double Fantasy.