Con los escenarios de teatro en pausa, Gianella Neyra, Rebeca Escribens, Érika Villalobos, Alexandra Graña y Rossana Fernández Maldonado prepararon desde sus casas una suerte de detrás de cámaras del musical Madres. “Quisimos hacer algo más personal, que tuvieran la oportunidad de conocernos un poco más, más allá de los personajes”, sostiene la actriz desde el confinamiento al lado de sus hijos y de su pareja, Cristian Rivero.
Después de Madres en cuarentena, de Preludio, no tiene pensados más proyectos. “Estoy tratando de que el hoy de mis hijos sea lo más sano posible”, sostiene y agrega que es buen momento para reorganizar. “Así como algunos ordenan su clóset, también está bueno ordenar la casa y las costumbres. Reencontrarte con tu pareja desde otro lugar, conversar esas cosas que no conversabas porque te daba miedo o porque no tenías tiempo. Es bueno parar y mirar”.
Otra obra, Mujeres sin filtro, iba a llegar a las tablas a fines de año. Sin ese escenario claro, comenta que el programa de conversación podría funcionar online. Por ahora se suma a las propuestas de shows en línea con música y anécdotas familiares, sin que eso signifique “abrir la puerta” de su casa. “Nunca tanto (ríe). Siempre me he mantenido dentro de lo que siento que está bien, con lo que mis hijos van a estar tranquilos. Que tengan su propia vida”.
Madres el musical tiene un guion que habla de los mitos de la maternidad y Gianella opina de una mentira que se sigue repitiendo en cuarentena. “Esto de que la maternidad es perfecta ¿no? Que… no sé, ‘nace un hijo y nace una madre’... ¡Mentira! Nace un hijo y nace la culpa, nace la falta de sueño, nace la locura total por momentos. Pero también nace un amor enorme que no habías conocido antes, pero viene con un montón de frustración, de cosas que está bueno hablarlas. Nosotras nos ponemos mucha carga. No somos omnipresentes (ríe), somos humanos”.
Por otro lado, la actriz es figura de Tondero, productora que ha recibido recientemente críticas por anunciar que trabajará cine y teatro en autocinema. “No solamente es Tondero la marca, detrás hay miles de familias de técnicos que viven de eso. Entonces me imagino que como cualquier empresa que está tratando de ver cómo sigue produciendo, también está haciendo lo propio”.
–Varios actores han coincidido en que la coyuntura también evidenció la desigualdad en el sector. ¿Es hora de que funcionen como un gremio?
– Sí, sin duda. Si bien algunos tenemos mucha suerte de estar en un lugar, hay otros que no y otros que realmente están muy descuidados. Pero no solo los actores, hay un montón de gente que tiene que ver con la producción que no tienen ningún ‘colchón’ ni resguardo. Estamos trabajando desde nuestro lugar, se ha hecho cosas para recaudar fondos y poder ayudar. Creo que también nos ha enseñado mucho (en general) a ser solidarios esta pandemia. Yo sí espero que no nos olvidemos de esos aprendizajes. Creo que dentro de la bolsa de cosas a replantear, también debe estar nuestro sistema cultural. Se tienen que replantear un montón de cosas y siento que se tiene que volver importante, no lo es todavía. Es nuestra forma de expresarnos, nuestra identidad. Un país sin eso no tiene voz y es importante defenderlo.