“Me perdí en el viaje, y nunca me sentí tan bien”. Parece mentira, pero han pasado diez años desde que Gustavo Cerati visitó esta ciudad de la furia por última vez. En todo este tiempo, su figura ‘volvió’ dos veces, su voz se escuchó varias miles más, pero su presencia sigue siendo una ausencia que sus más cercanos todavía lamentan con cierta resignación.
“Las cosas brillantes siempre salen de repente”. Las miles de personas que asistieron, ese 24 de abril de 2010, al estadio de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, no se imaginaron jamás que el show que daría esa noche el ‘hombre alado’ sería tan especial. Tan mágico. Y también el último.
Antes de pisar suelo peruano, el eterno líder de Soda Stereo dio un último show en la ciudad de Mendoza, en la Argentina, como parte de la segunda mitad de la gira Fuerza Natural (la primera parte acabó en el Club Ciudad de Buenos Aires, el 20 de diciembre de 2009).
Hasta el momento se habían cumplido 13 presentaciones en cuatro países, que iniciaron en México; siguieron por Chile; Uruguay y claro, su país natal.
Luego de un breve receso de casi dos semanas, Cerati retomaría la ruta desde Lima (el quinto concierto de este otro tramo) y continuaría hacia el norte del continente: Estados Unidos; algunas ciudades de México; Colombia y Venezuela.
Gustavo llegó a nuestra capital con dos días de anticipación, el 22 de abril. La República conversó con Coqui Fernández, empresario musical y responsable principal de esta multitudinaria velada, quien contó que estas licencias no suelen ser típicas entre los artistas, menos aún en Cerati.
Y que esto se debió a que el cantante en verdad quería mucho a Lima. Le gustaba mucho la ciudad, la comida (sobre todo los pescados y mariscos, según reveló) y la armonía que percibía (tema que incluso mencionó en pleno espectáculo, con relación a mar).
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Volviendo al concierto, el día de aquel sábado 24 mostraba su mejor cara, con un sol radiante y cielo azul muy similares a los de hoy. Fue un día normal para todos, o para casi todos.
La fanaticada llegó de a pocos a la explanada de la avenida Amezaga, comenzando con unas pocas decenas de personas, que religiosamente hicieron su cola desde temprano, que luego fueron aumentaron a cientos y que después, a unas cuantas miles.
No habrán sido más de 200 los que escucharon desde la calle la prueba de sonido, donde Gustavo interpretó parte de ‘Amor sin rodeos’ y ‘Rapto’, dos canciones de su último disco ‘Fuerza Natural’ (el que le dio nombre a la gira).
Luego cayó la tarde y, tras abrirse las puertas, la gente entró cual estampida a tomar la mejor ubicación posible. La primera imagen que recibió a todos fue la de ese enorme escenario con esferas gigantes colgando del techo y telas caídas en el fondo.
cerati en lima
cerati en lima
A medida que pasaban las horas, el sol se iba para darle paso a un creciente viento frío. Al mismo tiempo, en las gradas crecían las ansias por volver a ver a Cerati en su nueva propuesta solista, la cual venía cosechando una gran cantidad de comentarios positivos en las (todavía incipientes) redes sociales y blogs.
El concierto estaba pactado para las 9 de la noche, y a las 9 no llegó. Luego de unos angustiantes 15 minutos después, y todo bajo penumbra, un jinete enmascarado vestido de negro apareció de entre las sombras, rígidamente de pie y enmarcado en un ambiente de misticismo. El público supo que había llegado la hora al fin.
cerati en lima
Sonaron entonces los primeros acordes de ‘Fuerza Natural’ y automáticamente la gente despertó en estallidos y gritos. Una nueva parte de la euforia. Desde el minuto 1, Gustavo se metió al bolsillo a todos los asistentes y así empezó a desplegar su último material.
Desfilaron ‘Magia’, ‘Deja Vu’, ‘Desastre’ (o “Disaster”), ‘Amor sin rodeos’ y así Cerati se iba desinhibiendo, poco a poco, canción a canción, frente a las casi 4.000 almas que estaban apostadas frente a él. Coqui Fernández, que cuatro veces lo vio de cerca en el escenario, nos dio fe de que ese desenvolvimiento era algo positivamente atípico en el cantante.
cerati en lima
“A Cerati lo vi como nunca ese día, estaba ‘fresquísimo’ porque, como es perfeccionista, él formaba parte de un guion. No era un frontman que improvisaba mucho, era acartonado siempre. Su visión de artista en el escenario era romperla como músico, no como showman, y eso era clarísimo en él. Sin embargo, por primera vez yo lo vi que se salió totalmente de su acartonamiento. Hizo lo que quiso con el público, parecía que estaba en la sala de su casa”, reveló.
Efectivamente, Gustavo era de interactuar muy poco con la gente en sus shows, pero ese día desprendía tanta buena vibra que interactuó 23 veces con los limeños. Algo afortunadamente inédito.
Luego de repasar casi todas las canciones de su último disco, Cerati se dedicó a revivir canciones íntimas solo para fanáticos: ‘Perdonar es divino’ fue la primera de varias, posteriormente (aunque no en el orden de ejecución) le siguieron ‘Artefacto’, ‘Camuflaje’, ‘Pulsar’, ‘Vivo’ y una versión de colección de ‘A merced’ con toques del coro de ‘Amor Amarillo’, como en su versión original, antecedida de la melodiosa y apacible ‘Balsa’ (que, como dato curioso, nunca antes había sonado en Lima).
Pero el show también tuvo sus momentos de poder. ‘Rapto’ y su “no te suelto más” puso a todos a saltar de inconsciencia. Con ‘Te llevo para que me lleves’ y ‘La excepción’ construyó un lugar con parlantes y voló la sonoridad por el aire.
El jinete se cambió de vestuario en tras el primer encore, de negro a blanco, y luego de llevarnos “mucho más allá del sol” en su convoy, decidió que era hora de llegar a la cumbre del viaje. Tocó ‘Puente’, una perla de su discografía que volvió a interpretar después de mucho en la gira, seguido de ‘Crimen’ y ‘Lago en el cielo’, con lo que el estadio se vino abajo.
cerati en lima
“¡Gracias por todo, Lima! Siempre es un placer gigantesco” nos decía Gustavo Cerati como si estuviera pagando una deuda pendiente, pero era Lima la que se deleitaba con él.
De repente sintió que estaba terminando de saldar la exclusión de nuestra ciudad de la despedida de Soda Stereo en 1997, o tal vez que estaba retribuyéndonos una vez más que fuimos de los primeros en acoger al power trío casi como hijos ilustres, allá en los ochenta.
Al final de un rico repertorio de 26 canciones se fue tocando ‘Numeral (#)’, otra canción que no interpretaba desde la primera parte de la gira, y sin querer queriendo se despidió de nosotros para siempre, con guitarra en mano, contando hasta trece.
Es verdad que durante el show varios fans pedían desde la platea (sin éxito) que tocara éxitos como ‘Cosas imposibles’, ‘Karaoke’ o ‘Jugo de luna’. Y por ello, influenciados por calor de las masas, muchos criticaron el setlist, la puesta en escena y otros aspectos menores.
Sin embargo, el tiempo y el repentino sueño eterno de Cerati hizo que los 4 mil afortunados valoren hasta hoy un espectáculo vanguardista, lleno de ‘regalitos’ y elevado al grado casi de culto por los suyos, siendo especial por ser el último de todos.
En una de sus últimas entrevistas dijo: “si yo me retirara ahora, en este momento, me iría contento por ‘Fuerza Natural’”. Y Gustavo Cerati no se equivocó.
“13, paré de contar”.
1. Fuerza natural
2. Magia
3. Déjà vu
4. Desastre
5. Amor sin rodeos
6. Tracción a sangre
7. Cactus
8. Perdonar es divino
9. Uno entre 1000
10. Artefacto
11. Rapto
12. Dominó
13. Sal
14. Camuflaje
15. He visto a Lucy
Encore:
16. A merced (Intro: Balsa / estrofa de Amor Amarillo)
17. Río Babel
18. Te llevo para que me lleves
19. Pulsar
20. Marea de Venus
21. Vivo
22. La excepción
23. Puente
Encore 2:
24. Crimen
25. Lago en el cielo
Encore 3:
26. Numeral (#)