La actriz británica Julie Andrews recibió emocionada el León de Oro honorífico de la Mostra del cine de Venecia, y lo hizo aplaudida como todo una figura “única e inimitable” del Séptimo Arte pasado, presente y futuro. El Festival se rindió hoy ante la actriz y le otorgó un reconocimiento que este año también ha ido a parar a las manos del director español Pedro Almodóvar.
Andrews, (83), acudió a la Sala Grande del Palacio del Cine, reservada a las grandes ocasiones, y recordó los orígenes de una carrera que le granjeó los roles más icónicos de la historia del Séptimo Arte, como Mary Poppins, aquella extravagante institutriz. “Aún me sorprendo, fui una chica afortunada que pudo interpretar papeles bellísimos”, destacó al recoger la estatuilla, ante una ovación que se prolongó durante varios minutos.
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Andrews reconoció que actualmente Venecia es “el primer festival del mundo”, celebró su diversidad y reivindicó el poder del cine para unir a las personas. “Mirando a la Selección Oficial de este año me vuelvo a dar cuenta del gran poder del cine para unir a la gente”, destacó. Y zanjó su discurso con un consejo para las nuevas generaciones de cineastas: “Sean fieles a vuestros sueños, las recompensas de este mundo serán incomparables”, prometió.
El nacimiento de Julie Andrews como leyenda se produjo en Nueva York en 1964 con “Mary Poppins”, con un Óscar por su versión cinematográfica, y un año después fue nominada por la Academia nuevamente a raíz de su inolvidable papel de María von Trapp en “The Sound of Music” (‘Sonrisas y lágrimas’). Pero su carrera se prolonga hasta la actualidad, ya que Andrews ha prestado su voz para películas como “Aquaman” (2018), “Shrek”, Gru y ha creado junto a su hija una serie televisiva lanzada en todo el mundo recientemente por Netflix titulada “Julie’s Greenroom” (‘Julie entre bambalinas’).