Emma Stone. Ganadora del Óscar por La La Land, protagoniza la serie ‘Maniac’ y la película La favorita. “Jamás me ha apetecido interpretar a la típica tontita que intenta seducir a chicos guapos”, ha dicho. ,Emma Stone no deja de deslumbrar al mundo con el poder de sus interpretaciones. Quizá por eso, a sus 30 años, es la actriz más valorada de Hollywood. Tras ganar el Óscar en 2017 por su papel como aspirante a estrella en La La Land, no ha dejado de añadir nuevos registros a su carrera: acaba de coproducir y coprotagonizar ‘Maniac’, una inclasificable serie de Netflix; e interpreta su primer papel en una película de época en La favorita, de Yorgos Lanthimos, ganadora del Gran Premio del Jurado del Festival de Venecia. La cinta le ha permitido alternar con otras dos grandes de la interpretación: Olivia Coleman, que da vida a la reina Ana Estuardo, y Rachel Weisz, en el papel de su consejera, con quien su personaje se disputará la confianza de la monarca. Un triángulo femenino en disputa, en tiempos de sororidad, pero también una sátira de los usos cortesanos del s. XVIII, con lucha de clases incluida. PUEDES VER: Increíble video de Katy Perry sorprende a fans de redes sociales La infancia de Emma Stone transcurrió en el estado de Arizona. “Fue mi universidad”, confiesa. Demasiado calor para la blanquecina piel de una pelirroja. Había escorpiones y serpientes de cascabel por todas partes, reptando entre las piedras. La joven pasaba las horas más calurosas del día en casa, al fresco, viendo películas con su padre para escapar de la canícula. “Eran, sobre todo, comedias musicales de los años 70, en las que salían chicas bailando con cardados en el pelo. Se me pasaban las horas volando. Ahí es donde me empezó a picar el gusanillo del cine”. Pero no fue consciente de que algún día sería actriz hasta los 13 años, cuando su psicólogo le sugirió que hiciera teatro para calmar la ansiedad y los ataques de pánico. “Mi madre siempre me decía que tenía los nervios a flor de piel”, recuerda. Pero un día, al acabar un ensayo de teatro, tuvo una revelación casi mística: tenía que mudarse a Hollywood. Y tenía que hacerlo de inmediato. ¿Cómo podía convencer a sus padres? Con ayuda de un amigo hizo un esquema con Powerpoint en el que anotó los inconvenientes y las ventajas. Y su familia le compró la idea: “Mi madre vino conmigo”. Al principio tuvo que emplearse a fondo: un casting tras otro, rechazos en serie, la moral por los suelos, papeles de segunda fila en películas para adolescentes, apariciones esporádicas en series como ‘Malcolm’ o ‘Medium’… La joven actriz encajó esa etapa iniciática con la abnegación y la humildad de las personas apasionadas, estudiando por correspondencia y trabajando para ganarse la vida en un comercio singular: la Three Dogs Bakery, una panadería para perros. Solo ella podía conseguir un trabajo así. “Bueno, estaba enfrente de mi casa –se defiende–. Yo no forcé el destino y, además, siempre me han gustado los perros”. PUEDES VER: Madonna es acusada de integrar secta mundial al igual que JLo [VIDEO] La indomable En Hollywood existe la leyenda de que Emma Stone no le tiene miedo a nada. Y menos a ser objeto de burlas. En los programas de televisión se expresa como un torbellino, se sube a las mesas, baila, canta y besa a los presentadores, que a veces se ven sobrepasados por tanta energía indomable. Es, digamos, el extremo opuesto a Angelina Jolie: con esos ojos claros y ese cabello que se transforma, sucesivamente, en rubio, pelirrojo y castaño, lo suyo es una naturalidad de vecina adorable. “Creo que, si puedo resultar seductora, es por mi excentricidad, mi risa fuerte, mi voz áspera, mi indisciplina… Fue Diane Keaton la que me hizo atreverme a ser yo misma”. Y así lo demuestran los papeles que elige. “Hasta ahora no había interpretado a femmes fatales o mujeres hipersofisticadas. Es algo superior a mí. Me encanta divertirme, teñirme el pelo y flirtear con todos los registros que no implican, necesariamente, sacarle partido a mi figura. Jamás me ha apetecido interpretar a la típica tontita que intenta seducir a chicos guapos”.