El colaborador, motivado por nuevas oportunidades, intereses personales o insatisfacción en su entorno laboral, tiene plena libertad para decidir sobre su trayectoria profesional. No obstante, es importante que tanto los trabajadores como las empresas respeten un conjunto de normas y lineamientos que permitan finalizar la relación laboral de forma correcta. Este enfoque garantiza no solo preservar el futuro profesional del empleado, sino también proteger la reputación y el funcionamiento adecuado de la organización.
Cuando la relación laboral culmina debido a la renuncia del trabajador, el empleador tiene la obligación de entregar la liquidación de beneficios sociales correspondiente. Esta liquidación debe incluir los conceptos siguientes, calculados hasta la fecha de finalización del vínculo laboral:
El plazo para el pago de la liquidación de los beneficios sociales tras el cese laboral es de 48 horas. El empleador debe cumplir con esta obligación considerando factores como el tiempo de servicio, el régimen laboral y la remuneración del trabajador. Si no se realiza el pago en el tiempo estipulado, se generarán intereses a favor del empleado, quien además tendrá la opción de denunciar esta situación ante la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil).
Desde la perspectiva del empleador, es fundamental mantener una comunicación abierta con el trabajador que ha presentado su renuncia para entender las razones que motivaron esta decisión. Este diálogo debe ser abordado desde un enfoque de gestión estratégica de Recursos Humanos, más que desde una perspectiva puramente legal. Aspectos clave a considerar al momento de desvincular a un trabajador:
La renuncia laboral es considerada un acto unilateral, por lo que el empleador no tiene la facultad de rechazarla o negarse a recibirla. Sin embargo, el derecho al preaviso de renuncia está establecido en beneficio del empleador, permitiendo a la empresa exigir que el trabajador permanezca en su puesto durante un período de 30 días calendario tras comunicar su intención de renunciar.
En este contexto, se recomienda que el trabajador negocie con el empleador para reducir este plazo de permanencia, ya que, aunque el preaviso está legalmente reconocido a favor del empleador, existe la posibilidad de llegar a acuerdos que establezcan plazos más cortos, beneficiando a ambas partes.
En caso de que no sea posible llegar a un acuerdo, el trabajador tiene la opción de dejar de asistir al trabajo, lo que activa la figura del "abandono de trabajo", considerada una causa legal para el despido por parte del empleador. Esta medida, aunque es un recurso extremo, puede ser utilizada si no se logra una conciliación en torno al plazo de culminación del contrato laboral.