La inversión privada cerró los últimos dos años en negativo, por ello, desde la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep) señalaron que yace estancada desde hace una década, lo cual debería encender las alarmas para virar a la senda de crecimiento adecuado.
Alfonso Bustamante, presidente de Confiep, enfatizó que “desde hace 10 años, la inversión privada se encuentra estancada, por ello es necesario atender cuatro desafíos: poca presencia del Estado, inseguridad jurídica, tramitología e inestabilidad política”.
En detalle, la inversión privada bajó a -0,5% en 2022 y en 2023, año de la recesión, retrocedió 7,3%; para el corriente, el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) estima un rebote de apenas 2,3%.
“En un mundo globalizado, el Perú debe de ser reconocido como un país que no solo tiene cuentas nacionales ordenadas, sino también por ser un país dónde el estado de derecho y el respeto irrestricto de las leyes es un elemento sine qua non de la economía social de mercado”, acotó Bustamante, quien insistió en que la seguridad jurídica es determinante para generar mayores puestos de trabajo y así reducir los indicadores de pobreza —que a la fecha, golpea a un tercio de los peruanos—.
Hace unos días, Adrián Armas, gerente de Estudios Económicos del BCRP, sostuvo que se contempla un incremento gradual de la inversión privada y se daría no solo por proyectos importantes sino ya a modo general y enfocándose más en la mediana y pequeña empresa.
“Todo lo que es entrada de inversión extranjera contribuye a generar un clima de confianza. Lo que se viene observando en general en la data es que, felizmente, la confianza empresarial se viene recuperando de manera gradual pero persistente”, anotó Armas para la prensa. Es menester precisar que la inversión privada representa el 80% de la inversión total, y por ende es una de las principales aristas de crecimiento.