Desde hace más de tres años la calificación crediticia del Perú yace en perspectiva negativa debido “al alto nivel continuo de incertidumbre política y mayor deterioro de la gobernanza”, de acuerdo con Fitch Ratings.
De cara al 2024, el comportamiento del ámbito operativo —tecnicismo con el que Fitch se refiere a la coyuntura política— aún jugará un papel clave en la reputación crediticia del país y la recuperación económica, ya que persisten obstáculos para la inversión privada y el consumo por el descontento popular, explicó Andrés Márquez, senior director de Instituciones Financieras en la calificadora.
Vale anotar que uno de los efectos más tangibles de la rebaja de la calificación es el encarecimiento del crédito para el país y para sus empresarios, que requieran capital externo para sus proyectos.
Juan José Marthans, exjefe de la SBS, advierte que los recientes acontecimientos políticos de ninguna manera avizoran una recuperación de la calificación, la cual es negativa también en Moody’s y S&P, y el ansiado “reacomodo productivo” depende de variables políticas, sociales, medioambientales e internacionales ajenas a lo que pueda hacer el MEF.
Márquez reconoce que habrá una lenta expansión productiva durante el corriente; aunque el ministro de Economía y Finanzas, Alex Contreras, insiste en que los indicadores de enero “son alentadores y señalan el inicio de la recuperación”.
Según el funcionario, la producción de electricidad subió 2,5% en términos reales anuales y la inversión de proyectos acumula S/845 millones. El Gobierno, en líneas generales, prevé una recuperación anual del PBI del 3%.
“No es un rebote suficiente el 3%. Significaría que el plan Unidos no ha tenido mayor efectividad durante 2024. Perú tiene que crecer más del 3% para concluir que hay un cambio”, remarcó Marthans a La República.
Este “malestar político y social” anunciado por Fitch Ratings deterioraría la calidad de los activos bancarios —que están sujetos a la nota negativa que tiene el Perú—, aunque de todos modos se esperan resultados positivos, ya que la banca posee niveles de liquidez suficientes para afrontar riesgos.
Aquí, Juan José Marthans recuerda que desde hace más de dos décadas la SBS permitió que los bancos eleven su patrimonio para afrontar pérdidas sin requerir de aporte de capital de sus dueños. Este capital adicional permitió que el sistema afronte las crisis del 2008-2009 y del coronavirus sin contratiempos.
El frente fiscal es otra de las bondades del mercado peruano, anota el economista.
Fitch estima que América Latina tendrá un crecimiento de 1,5% para el corriente. Con ello, tras dos años, el Perú nuevamente superaría a la media regional, aunque, como advirtió este diario, no generará ningún impacto relevante en la lucha contra la pobreza, inseguridad alimentaria y subempleo.
La desaceleración de China y Estados Unidos, nuestros principales socios comerciales, representa “un desafío” para los mercados de esta parte del mundo. El impacto de El Niño también influenciará el resultado.
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Andrés Márquez, senior director de Instituciones Financieras en Fitch Ratings
“Es clave monitorear el ámbito operativo de Perú y Ecuador (…) Persistirán obstáculos para la inversión privada y consumo por el malestar político y social”.