Por primera vez desde inicios del 2021, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) en China cayó -0,3% en julio y catapultó a la segunda economía más importante del mundo al terreno de la deflación, según datos oficiales de la Oficina Nacional de Estadística (ONE).
China corre en sentido contrario al mundo: mientras en otros países se incrementan las tasas de interés para encarecer los créditos -mecanismo para contener la inflación-, en el gigante asiático se recortan a la espera de que los hogares multipliquen su consumo.
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¿Qué ocurre? Para una economía considerada como la 'fábrica del mundo', el rápido desaceleramiento de la demanda interna y externa ha obligado a los fabricantes chinos a percibir menos ingresos por su producción, que no llega a colocarse con la misma magnitud de hace un año, entre otros múltiples factores.
De esta manera, los precios de los alimentos en China lastraron 1,7% en julio, apalancados por una caída en el orden del 14% para los valores de la carne, sobre todo porcina (-26%), un producto esencial en la canasta básica de ese país.
Los servicios, por el contrario, se encarecieron 1,2% al séptimo mes del año, con lo cual la inflación subyacente pasó de 0,4% a 0,8%, el nivel más alto desde enero pasado.
En tanto, el Índice de precios de producción industrial (PPI) de julio -asociada a los precios de la construcción- mantuvo la deflación ya registrada desde septiembre del 2022. El retroceso anual de 4,4% advertido este miércoles llega luego de la caída de 5,4% de junio.
Este panorama, advertido por diversos especialistas desde que se publicaron las cifras al segundo semestre del 2023, genera incertidumbre entre los mercados globales de las materias primas, como el petróleo y el cobre, además del comercio internacional de manufactura.