Las denominaciones de origen son signos distintivos que usan el nombre de una región o zona geográfica y que tienen el objetivo de designar, distinguir y proteger un producto en función de sus características especiales derivadas, principalmente, de la zona en que se elabora. Asimismo, se consideran también factores naturales y humanos, como el conocimiento de prácticas culturales de cada localidad o la herencia ancestral, define el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (Indecopi).
En esa línea, contribuyen igualmente al desarrollo económico de la Comunidad Andina, compuesta por Colombia, Bolivia, Ecuador y Perú, debido a que los productos registrados con esta certificación tienen un valor agregado que les permite posicionarse en el mercado internacional.
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Nuestro país tiene registradas diez denominaciones de origen: Pisco, Maíz Blanco Gigante Cusco, Chulucanas, Pallar de Ica, Café Villa Rica, Loche de Lambayeque, Café Machu Picchu – Huadquiña, Maca Junín-Pasco, Aceituna de Tacna y Cacao Amazonas Perú. Estas son reconocidas por el Acuerdo Comercial Perú-Unión Europea, que facilita el comercio de los productos con denominación de origen y entró en vigor el 1 de marzo del 2013 y fue firmado en Bruselas (Bélgica).
De acuerdo con el Indecopi, para que un producto tenga la denominación, debe tener una demanda en el mercado local e internacional. Además, debe ser elaborado por más de un productor y tener carácter colectivo. Finalmente, debe existir una relación directa entre la forma de producción y la geografía con el producto.