En septiembre del 2021, se dispararon casi un 33% de los precios de los alimentos, de acuerdo al índice de precios de alimentos mensual de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Un informe de la BBC Mundo tomó como referencia a los precios promedio de entre 2002 y 2004, para seguirle la pista a los precios de los alimentos y evaluar las razones detrás de este fenómeno global.
El texto detalló que los precios de los diferentes productos suben y bajan con base en factores universales, así como a los que son específicos de cada producto y región.
El alza del precio del petróleo, por ejemplo, que inició en 2020, afectó los costos de todos los productos alimenticios en el índice de la FAO, al subir los costos de producción y transporte de alimentos.
“La escasez de mano de obra como resultado de la pandemia de la COVID-19 ha reducido la disponibilidad de trabajadores para cultivar, cosechar, procesar y distribuir alimentos, otra razón universal para el alza de los precios de los productos”, resaltó Alastair Smith, investigador sénior en desarrollo sostenible en la Universidad de Warwick (Reino Unido), citado por la BBC.
El experto explicó que el precio promedio real de los alimentos ha estado subiendo desde 2000, revirtiendo la tendencia anterior a la baja sostenida a partir de los años 1960.
Según los informes de la FAO sobre cultivos, el índice de los precios de los cultivos de aceites comestibles ha subido significativamente desde marzo 2020, impulsado principalmente por los precios de los aceites vegetales que se dispararon a 16,9% entre 2019 y 2020. Esto se debió a la creciente demanda de biodiésel y patrones climáticos inclementes.
La otra categoría alimenticia con máximo efecto sobre el aumento en el precio de los alimentos es el azúcar. Aquí, nuevamente, la inclemencia climatológica, incluyendo los daños por las heladas en Brasil, han reducido la oferta e inflado los precios.
Los cereales han añadido menos al aumento general de los precios. Así, el trigo, la cebada, el maíz, el sorgo y el arroz son responsables de por lo menos 50% de la nutrición global, y hasta del 80% en los países más pobres.
“El inventario global almacenado de estos cultivos se han ido encogiendo desde 2017, a medida que la demanda ha superado la oferta. La disminución de existencias ha ayudado a estabilizar los mercados globales, pero los precios han subido agudamente desde 2019″, enfatizó Smith.
Con información de BBC Mundo.