Recortes de personal, quiebras y planes de rescate. La pandemia de la COVID-19 golpeó severamente al sector aéreo, que tiene a sus aviones clavados al suelo.
El anuncio del jueves de la aerolínea británica EasyJet, que reducirá hasta 30% de su personal, es el más reciente de una larga lista de malas noticias.
La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA, en sus siglas en inglés) estima que el impacto de la pandemia en el volumen de negocios de las compañías aéreas en 2020 será de 314 mil millones de dólares, lo que supone una disminución del 55% con respecto a 2019.
Latam Airlines, la compañía aérea más grande de América Latina, se declaró en quiebra el 26 de mayo. La aerolínea, que tiene 42 mil empleados, pidió acogerse a la ley de bancarrotas de Estados Unidos, que permite a una empresa que no está en condiciones de pagar sus deudas reestructurarse sin la presión de los acreedores.
Dos semanas antes, Avianca, la segunda aerolínea de América Latina, pidió acogerse a esta misma ley.
Virgin Australia se declaró en suspensión de pagos el 21 de abril, después de que el gobierno australiano rechazara prestarle 1 mil 400 millones de dólares australianos para mantenerse a flote.
El coronavirus se llevó también a su paso a las aerolíneas sudafricanas South African Airways (SAA) y Comair, a la británica Flybe y a cuatro filiales de Norwegian Air Shuttle en Suecia y Dinamarca.
Air Canada despedirá a más de la mitad de su personal (al menos 19 mil personas); British Airways prevé 12 mil supresiones de empleo -que es el 30% de sus efectivos-; la estadounidense Delta Air Lines, 10 mil despidos voluntarios (11%); la escandinava SAS, 5 mil supresiones de puestos (40%); y la británica EasyJet, 4 mil 500 (30%).
La estadounidense United Airlines también anunció recortes (3 mil 450 empleos), así como la británica Virgin Atlantic (3 mil 150), las irlandesas Ryanair (3 mil) y Aer Lingus (900), Icelandair (2.000), Brussels Airlines (1.000), la húngara Wizz Air (1.000) y Fiji Airways (758).
Por su parte, el constructor estadounidense Boeing anunció la supresión de 16 mil empleos, es decir 10% de su fuerza de trabajo en la aviación civil, mientras que los fabricantes de motores estadounidenses General Electric y el británico Rolls-Royce eliminaron 12 mil 600 y 9 mil empleos respectivamente.
El gobierno alemán y Lufthansa elaboraron el 25 de mayo un paquete de rescate de 9 mil millones de euros en el que el Estado se convertiría en el mayor accionista de la empresa, pero el miércoles la compañía consideró que las concesiones exigidas a cambio por la UE eran demasiado estrictas y no lo aprobó por el momento.
También en Alemania, la empresa de chárters Condor, filial del operador turístico en quiebra Thomas Cook, ha obtenido préstamos garantizados por el Estado por valor de 550 millones de euros.
Francia y Holanda han venido al rescate de Air France-KLM con un plan de entre 9 mil y 11 mil millones de euros.
La mayoría de las principales líneas aéreas estadounidenses han recurrido a un programa de apoyo al empleo puesto en marcha en marzo por Estados Unidos, del que 50 mil millones de dólares (45 mil 600 millones de euros) se destinan a la aviación civil.
Italia, por su parte, optó por nacionalizar Alitalia. Easyjet obtuvo un préstamo público de 600 millones de libras (675 millones de euros) y Suiza garantizó 1 mil 200 millones de euros en préstamos a Swiss y Edelweiss, dos filiales de Lufthansa.
Air New Zealand obtuvo un préstamo estatal de alrededor de 900 millones de dólares neozelandeses (479 millones de euros).
Dubái y Turquía anunciaron sin más detalles que apoyarían a Emirates y Turkish Airlines respectivamente.
A mediados de mayo, IATA estimó la cantidad de ayuda estatal a las aerolíneas en 123 mil millones de dólares.
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Fuente: AFP