Un equipo de investigadores colombianos y británicos ha descubierto las figuras rupestres más grandes del mundo en la cuenca de un río en Sudamérica, una región que había sido poco explorada arqueológicamente. Estos grabados, que tienen aproximadamente 2,000 años de antigüedad, ofrecen una valiosa visión de la vida de las antiguas culturas precolombinas.
Los grabados, que abarcan entre 25 y 40 metros de largo, representan figuras humanas, animales y escenas cotidianas, y revelan una compleja vida social y espiritual. "Las serpientes generalmente se interpretan como bastante amenazantes, por lo que el lugar donde se encuentra el arte rupestre podría ser una señal de que estos son lugares que demandan respeto", explicó Philip Riris principal autor del estudio.
El Dr. Philip Riris fue el principal autor del estudio. Foto: Philip Riris.
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El hallazgo se realizó por un equipo de científicos de Colombia y el Reino Unido durante una serie de expediciones en la selva amazónica. Se utilizó técnicas modernas de documentación y análisis, como la fotogrametría y el escaneo láser. Estas tecnologías permitieron la creación de modelos tridimensionales de las imágenes, facilitando su análisis detallado y su conservación digital.
Los grabados podrían haber servido como una forma de demarcación territorial. Foto: Philip Riris.
Además, Riris precisó que “los grabados podrían haber sido utilizados por grupos prehistóricos como una forma de marcar el territorio, hacer saber a la gente que allí es donde viven y que se espera un comportamiento adecuado”. Cabe indicar que la ruta en la que se encontraron los grabados —algunos descubiertos en 2015— eran parte de una ruta comercial y de tránsito.
El equipo de investigación está compuesto por científicos de la Universidad de los Andes, la Universidad de Bournemouth y el University College de Londres. Este descubrimiento permitió la comprensión del entorno en el que vivieron los grupos humanos en Sudamérica miles de años atrás y la exploración de la faceta conocida como arte rupestre.
Los grabados abarcan entre 25 y 40 metros de larg. Foto: Philip Riris.
El descubrimiento se realizó en la cuenca del río Orinoco, una región que abarca partes de Venezuela y Colombia. Este río, de los más importantes de Sudamérica, es conocido por su biodiversidad y la importancia para las comunidades locales. Sin embargo, la región amazónica del Orinoco en Colombia ha permanecido en gran parte inexplorada desde el punto de vista arqueológico, lo que hace que este descubrimiento sea aún más significativo.
La cuenca del Orinoco presentó un desafío logístico considerable para los investigadores. A pesar de estas dificultades, el equipo logró explorar y documentar un área relevante, lo que mostró la magnitud de los grabados rupestres. José Oliver, coautor del estudio, señaló que "la disposición y el tamaño de los grabados, tallados sobre la superficie de granito, sugieren que se trataba de señales creadas para ser vistas a distancia".
Representan figuras humanas, animales y escenas cotidianas. Foto: Philip Riris.
Uno de los aspectos más intrigantes del descubrimiento es la sugerencia de que estos grabados rupestres podrían marcar antiguas fronteras entre diferentes grupos humanos. Según los investigadores, la disposición y el contenido de los grabados proponen que estos podrían haber servido como una forma de demarcación territorial, indicando límites entre las áreas habitadas por diferentes culturas.
Estos grabados están relacionados con rutas comerciales antiguas. Foto: Philip Riris.
"Hay dos posibilidades en el hecho de que estos sean marcadores territoriales", indicó Philip Riris. "Una podría ser una señal de advertencia: estás en nuestro patio trasero, será mejor que te portes bien. La otra podría ser un marcador de identidad: estás en nuestro patio trasero, estás entre amigos. Pero no creo que tuvieran un único propósito, por lo que fácilmente podrían ser ambos", agregó.
Además, el equipo está investigando la posibilidad de que estos grabados estén relacionados con rutas comerciales antiguas que atravesaban la cuenca del Orinoco. La ubicación estratégica de los grabados sugiere que podrían haber servido como puntos de referencia o estaciones de descanso para los viajeros y comerciantes que recorrían la región.