En Perú, este 19 de julio, se lleva a cabo la ‘Gran Marcha Nacional’ anunciada por diversas agrupaciones de la sociedad civil, en protesta del actual gobierno de Dina Boluarte. Se trata de la tercera gran movilización en la capital, en lo que va del año, con la participación de manifestantes que llegan de diversas regiones. Como ha ocurrido en ocasiones anteriores, las fuerzas del orden suelen intervenir para reprimir supuestos disturbios. Uno de los métodos más comunes es el uso de bombas lacrimógenas. ¿Qué tan dañinas pueden ser estas armas para la salud de las personas?
Varias personas resultaron gravemente afectadas por gases lacrimógenos en protestas de 2023. Foto: Gabriel García B.
Los gases que dispersan las bombas lacrimógenas están diseñados para irritar los ojos, la nariz, la garganta y la piel. Las sustancias que contienen pueden variar, según la marca y tipo de arma.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el NCBI (Centro Nacional de Información Biotecnológica, por sus siglas en inglés), los principales componentes químicos que pueden presentar son los siguientes:
Latas de bombas lacrimógenas usadas durante protestas en enero de 2023. Foto: Ojo Público
El gas lacrimógeno provoca un aumento inmediato en la producción de lágrimas, lo cual dificulta la visión. Además, los químicos presentes ocasionan enrojecimiento, picazón, ardor e inflamación en los párpados y alrededor de los ojos. La irritación y el lagrimeo excesivo pueden generar visión borrosa temporal.
Hombre intenta aliviar los efectos de gases lacrimógenos durante movilización en Tailandia. Foto: Getty images
La exposición a gases lacrimógenos tiene efectos directos sobre estas vías. De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, puede ocasionar sensación de opresión en el pecho, dificultad para respirar normalmente, tos, asfixia y sensación de ahogo. Además, las personas con problemas respiratorios preexistentes pueden experimentar exacerbación de sus síntomas.
Los efectos de estos gases en la garganta son parecidos a los que ocurren en los ojos y en las vías respiratorias. Pueden causar irritación intensa y sensación de ardor, dolor si la exposición es alta, tos, dificultad para tragar (debido a la inflamación) y sensación de constricción.
Algunos de los componentes de estas armas también pueden tener efectos en la piel y varían, según el tiempo de exposición, la concentración del gas y la sensibilidad de cada persona. Entre los principales impactos están: irritación, enrojecimiento, picazón y sensación de quemazón. En los casos más graves, el contacto prolongado puede llevar a la formación de ampollas o erupciones.
Si bien los gases lacrimógenos no están destinados para ser letales, su uso incorrecto o en concentraciones excesivas puede representar un riesgo significativo para la salud respiratoria. Las personas más vulnerables son: niños, adultos con problemas respiratorios prevalentes y de edad avanzada.
Se estima que la PNP adquirió más de 30.000 cartuchos lacrimógenos en enero de 2023. Foto: Gabriel García B.
Antes de someterse a posibles exposiciones de gases lacrimógenos, es recomendable el uso de protectores faciales o mascarillas, gafas de protección y utilizar ropa que cubra la mayor parte de piel posible. Asimismo, es recomendable llevar alguna solución salina en una botella, como el agua con bicarbonato de sodio, para poder disminuir los efectos si se presenta el contacto directo.
Durante el momento de exposición, es importante alejarse de los lugares con presencia de gases para disminuir el tiempo de impactos de las sustancias tóxicas. También, se debe considerar que patear una bomba lacrimógena puede ser peligroso porque el material gaseoso se propaga rápidamente y se adhiere a la ropa.