Desde que se declaró la pandemia de COVID-19, la Organización Mundial de la Salud (OMS) evalúa cientos de estudios sobre potenciales tratamientos para afrontar la enfermedad.
Es así que, hasta ahora, la OMS recomienda cinco tratamientos contra la COVID-19, dos de ellos agregados recién el jueves 13 de enero. Estos se basan en la administración de fármacos que van desde los recién desarrollados hasta los que ya estaban en uso antes de la pandemia.
A continuación, detallaremos cada uno de estos medicamentos. No obstante, vale precisar que cada uno debe aplicarse bajo autorización o supervisión médica.
Estos son concentrados de anticuerpos monoclonales neutralizantes indicados para las personas infectadas que tienen mayor riesgo de hospitalización (sin vacunación, avanzada edad, o aquellas con inmunodeficiencias y/o enfermedades crónicas, como la diabetes). Asimismo, también se ha indicado en casos graves, pero solo cuando el paciente no ha desarrollado anticuerpos naturales contra el coronavirus.
Los últimos estudios señalan que estos anticuerpos pierden capacidad de neutralización contra la variante ómicron.
Vía de administración: intravenosa.
Este anticuerpo monoclonal ha sido agregado recientemente a las recomendaciones de la OMS. En altas concentraciones, mantiene su neutralización contra la variante ómicron, por lo que puede sustituir a casirimivimab e imdevimab como tratamiento para pacientes no graves con alto riesgo de hospitalización
Vía de administración: intravenosa.
Los corticosteroides, como la dexametasona, tienen la capacidad de reducir la actividad del sistema inmunitario para evitar el exceso de inflamación. Por ello está indicado en casos graves, cuando ya el problema no es el virus, sino la respuesta inflamatoria que daña los órganos. Sin embargo, puede resultar perjudicial para los casos no graves.
Vía de administración: oral, endovenosa o intramuscular.
Estos fármacos son conocidos como bloqueadores de IL-6, una citocina responsable de desencadenar una respuesta inmune exagerada, provocando una inflamación que termina en falla respiratoria y daño en los órganos. Por esa razón, su eficacia se ha demostrado en casos graves.
Vía de administración: intravenosa.
El baricitinib, agregado recientemente, es un inhibidor de cinasas Jano, una familia de proteínas que originan la producción de citocinas, incluida la IL-6. Eso significa que este fármaco bloquea la actividad inflamatoria desde la raíz. La OMS recomienda administrarlo junto con corticosteroides para obtener los mejores resultados en pacientes graves.
Vía de administración: oral.